Mas vale prevenir que rechazar

Errores innatos del dictamen de gastos médicos

Dr. Enrique W. Alarcón Mtz. / Director médico, Nocrala Selarom / Dictamed / enrique.alarcon@nocralaselarom.com / Twitter: @EnriqueWAlarcn1

Muchas veces los médicos de práctica clínica sobrepasamos los límites del tratamiento de nuestros pacientes y hacemos esfuerzos sobrehumanos para que este restaure su salud. En el dictamen de gastos médicos, la situación no suele ser diferente. Saco esto a colación por el caso de un niño, cuyos papás se dieron cuenta de que su desarrollo psicomotor y neurológico comenzó a detenerse cuando cumplió siete años y cuyos médicos empezaron a tratarlo como si tuviera un déficit de atención y algunos otros diagnósticos psiquiátricos, por lo que la póliza familiar no podía hacerse cargo de los gastos.

Los principales síntomas y signos del asegurado se relacionaban con un estancamiento generalizado del desarrollo, sobre todo por la presencia de un deterioro cualitativo en la interacción social, pues el niño estaba cada vez más retraído, casi no tenía interacción con sus compañeros del colegio y poco a poco se interesaba en menos actividades y juguetes. No se observaba un retraso clínicamente significativo en el desarrollo cognitivo, pues continuaba con buenas calificaciones, excepto en las actividades físicas y en el área del lenguaje donde no había ni retroceso ni avance importante. Sostenía pláticas interminables de algún tema inespecífico – a sus padres les resultaba extraño que su hijo se preocupara mucho por el agua del mundo– y repetía palabras o frases que ya había dicho momentos antes (verborrea unidireccional). También eran notorias las caídas frecuentes sin razón aparente.

Cuando el agente se acercó a nosotros para saber si se podía hacer algo, vimos que los estudios parecían muy contundentes con respecto a que el paciente tenía problemas psiquiátricos no cubiertos por el seguro; sin embargo, al revisar el expediente, nos percatamos de que el asegurado había aumentado sin ejercicio previo la masa muscular de los gemelos (pantorrillas) de ambas piernas. Por ello, pedimos al agente una cita con los padres, donde tratamos de convencerlos de someter al paciente a un estudio genético, pues el resultado de este determinaría si la aseguradora pagaría o no. Tras algunos meses de demostrar la posibilidad de que el deterioro se debiera a una enfermedad física y no a una mental, lo que permitiría la activación del seguro, pues teníamos a nuestro favor que el paciente había nacido dentro de la cobertura y los papás tenían una antigüedad de diez años, la familia aceptó.

El estudio genético se realizó en Estados Unidos. Vivimos las semanas más intranquilas que hemos tenido esperando la respuesta de un laboratorio, pero al final el resultado arrojó positivo para distrofia muscular de Duchenne. Esta enfermedad genética se caracteriza por los signos neurológicos y físicos ya descritos, pertenece al grupo de errores innatos del metabolismo y no se descubre desde el nacimiento, sino hasta edades posteriores por el acumulo de fosfocreatinquinasa, une enzima importante en el metabolismo de las proteínas. Cuando la buena noticia llegó, el monto de la reclamación superaba los 500 mil pesos. Actualmente, la familia sigue cobrando los reembolsos cada seis meses.

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