Planes de ahorro y vida

Felices por siempre con un plan de ahorro y vida

Asegurarte es un acto de amor sin importar por dónde lo veas, ya sea que recibas tu suma asegurada tras haber ahorrado por muchos años o que protejas a tu familia de cualquier circunstancia que te pueda suceder en el futuro, como una enfermedad, un accidente, una invalidez o incluso la muerte. Por eso, platicamos con Carlos Gutiérrez, un promotor que difunde la cultura de prevenir desde el amor. Él ha notado que, en pólizas de vida, es más fácil llegar por la parte del ahorro a quien no tiene o nunca ha tenido un seguro y por el lado de la protección de la familia –aumentando sumas aseguradas, agregando coberturas o contratando otro producto– a quien ya cuenta con uno, pues es más fácil sensibilizarlo sobre el tema.

Como las familias se han diversificado con el tiempo, Carlos recuerda a las parejas jóvenes sin hijos que, aunque no tengan dependientes económicos, no están exentos de una invalidez, así que requieren una cobertura que se encargue de ellas si algo les sucede, y dice a quienes aman a sus mascotas que, aunque no pueden dejarlas como beneficiarias, sí pueden asignar un porcentaje en la póliza de vida a una persona de confianza con la que previamente hayan hablado, para que se encargue de ellas, las trate bien y mantenga su calidad de vida cuando ya no estén.

También, asesora a los matrimonios de forma independiente, pues tanto ella como él son muy importantes, sobre todo cuando la economía recae en una persona, porque ¿cuántos casos no hemos visto de matrimonios en los que la mujer no trabaja por hacerse cargo de la familia o la casa y, cuando hay un fallecimiento o un divorcio, la economía familiar se tambalea? Carlos comenta que, aunque no tengas la certeza de que el amor durará toda la vida, tengas la seguridad de que la póliza sí lo hará. Este experto aconseja que cada miembro de una pareja esté protegido con un plan a su nombre.

La diversificación familiar ha dado muchos argumentos a los agentes y razones a los clientes, pues hay una cobertura específica para cada necesidad. Si te detiene una mala experiencia con un seguro, recuerda que todos hemos experimentado malos momentos con el amor, la amistad y la comida, pero no por eso dejamos de enamorarnos, tener amigos o comer, así que ¿por qué no vuelves a confiar en un seguro? Da una segunda oportunidad a los seguros y no a quien te rompió el corazón. Cuídate y protege tu vida asegurándote. Déjate asesorar.
Para finalizar, Carlos nos compartió el siniestro de una pareja de 35 años. Un día el esposo llamó por teléfono a la esposa para pedirle que fuera a recogerlo, ya que se sentía mareado y no sabía qué había sucedido. Al llegar, ella lo encontró sin sentido de la orientación, así que lo llevó a casa y pidió a unos paramédicos que lo revisaran. Como estos dijeron que todo estaba en orden, la pareja se tranquilizó. Al siguiente día, el hombre amaneció sin vida. Ante la sorpresa, la mujer pidió que lo revisaran. Los resultados de la autopsia permitieron suponer que había sido atropellado, pues tenía todos los órganos deshechos. Se buscó a los paramédicos para que declararan, lo cual se logró con algo de dificultad. La suma asegurada en dólares se pagó aproximadamente un mes después del deceso, tras determinarse la muerte accidental. Ella tenía un menor ingreso que él; sin embargo, el dinero entregado le permitió mantener su nivel de vida y dar estudios a su hijo. Por las coberturas de ambos, la pareja pagaba aproximadamente 5 mil pesos al mes. ¿Acaso asegurarse no fue un acto de amor?

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