Planes de ahorro y vida

Jubilación Divinos ahorros


Nacer, crecer, reproducirse y morir son las etapas por las que atraviesan todos los seres vivos. Nuestra especie, además, transita por algún tiempo, luego de años de trabajo y desgaste físico e intelectual, un periodo de descanso temporal antes del definitivo sueño eterno.

Raúl Carlón Campillo / Director general, Tranquilidad y Proyección tranquilidadyproyeccion@gmail.com

A esta etapa solemos llamarle “jubilación” en referencia al júbilo que debe experimentarse al disfrutar de la vida sin preocupaciones mayores que, por ejemplo, sintonizar el programa preferido para verlo acompañado de una mascota y unas botanas.

No obstante, esta etapa inexorable tiene versiones que se construyen o se compran por medio de instrumentos financieros diseñados para ello, como el ahorro, la cuenta de la afore, los seguros de retiro y las inversiones en patrimonio o activos que producen ingresos para quien iniciará su etapa de retiro. En virtud de la línea editorial de este importante medio y del sector en el que nos desenvolvemos, podemos resaltar que uno de estos instrumentos es precisamente el seguro que ampara la supervivencia a los 65 años, el cual se configura en versiones distintas de acuerdo con la aseguradora, dando lugar a los planes personales de retiro (PPR). Una medida populista dictada por la administración saliente ha sido apropiarse de fondos no reclamados en las cuentas de las afores de personas de setenta años o más, culpando como siempre a los modelos neoliberales que tuvieron la desvergüenza de generar escasamente 3 billones de pesos de rendimientos en dichas cuentas durante los 27 años de existencia de este sistema. La medida no beneficiará a los propietarios de los fondos, sino a otros trabajadores, pues con los recursos se complementará la pensión de estos hasta el importe del último salario que hayan cotizado, teniendo como tope el salario promedio registrado en el IMSS (16 mil 777 pesos). Ante lo polémico e injusto de esta medida, surge la inquietud de preguntarse la causa por la cual se ha despreciado la posibilidad de comprar capital en PPR con una porción de los fondos de las cuentas individuales que, al quedarse ahí, experimentan los vaivenes de la especulación en los ciclos propios de estas inversiones. Pensar que, con los 6 billones de pesos existentes en las cuentas individuales, podrían adquirirse sumas aseguradas en PPR nos dirige a los escritorios de los actuarios y financieros que tal vez tendrían una explicación técnica sobre las causas por las cuales es o no posible semejante idea.

La realidad del ahorro individual es todavía precaria en los hábitos de las personas, a pesar del incremento sustancial y plausible del salario mínimo en esta administración. La gente tiene más dinero, pero el destino que le da no contempla el ahorro. Quien cotiza en el IMSS percibe que las aportaciones tendrían mejor uso si hubiera la posibilidad de cobrarlas en efectivo, pero, ante la imposibilidad de hacerlo, confirman que el modelo que construyó 3 billones de pesos de rendimientos es insuficiente para que ellos se jubilen desahogadamente.

Si la juventud es un divino tesoro, es preciso convencernos de que la jubilación tiene su tesoro en el ahorro, no en las medidas gubernamentales o en los modelos de reparto que propiciaron la quiebra del esquema de pensiones vigente hasta 1997. El ahorro puede tener un magnífico instrumento en la compra de capital cierto y garantizado a futuro, pero esto solo es posible en los PPR existentes en el sector asegurador.

Si esta idea es descabellada e imposible, valdría la pena que los actuarios la refuten. De ser posible, entonces ellos mismos podrían calcularla y dar un respiro al oscuro futuro de millones de jóvenes que tienen un tesoro común, pero han desdeñado el ahorro como un tesoro divino y complementario.

Deja un comentario