Adrián Palacios Ramírez / Reportero, Revista Siniestro
El precio de fallecer fluctúa en función de los servicios funerarios requeridos, como la incineración, el sepulcro, el traslado de los restos y, en casos extremos, la repatriación del cuerpo. Para resolver los problemas relacionados con estos servicios, el apoyo de una asistenciadora es fundamental. Por ello, preparamos este reportaje con el apoyo de Terrawind Global Protection y Anemex, dos empresas especializadas en planes de apoyo o asistencias para viajeros. Contar con una asistencia funeraria ayuda a nuestros familiares a enfrentar y sobrellevar el escenario tan complicado de nuestra muerte, pues al fallecer no solo ocasionamos dolor a los seres queridos, sino también gastos. De aquí que la contratación de este producto represente cumplir con la responsabilidad personal de haber cubierto económica y administrativamente algo que nos corresponde al fallecer.
El costo de morir sin ninguna asistencia depende de la situación, pero no suele ser menor a 30 mil pesos y puede elevarse bastante. Aunque el costo de morir con un plan o una asistencia, que se haya adquirido con anticipación, depende de con qué empresa se contrató el beneficio y qué incluye este, siempre será mucho más económico en comparación con el gasto que se realiza cuando se carece de este apoyo. Los planes de asistencias deben ajustarse a las necesidades de cada persona.
Asistencia funeraria en acción
Terrawind nos compartió el caso de un chico de 27 años que contrató un plan de asistencias porque debía viajar por trabajo a Brasil y quedarse allí un mes. Él falleció por un infarto fulminante debido a un ataque de estrés, así que la compañía se encargó de las cuestiones legales, administrativas y económicas para repatriar los restos a México. Antes de iniciar la repatriación, la cual se debía solucionar en un máximo de 48 horas, un familiar viajó a Brasil para reconocer el cuerpo, así que la asistenciadora cubrió los gastos del traslado, incluyendo el transporte y el hospedaje.
El costo de este caso ascendió a casi 30 mil dólares, pues se gastaron alrededor de 6000 dólares por la parte legal y alrededor de 20 mil dólares por la repatriación y los servicios funerarios, sin contar la cantidad necesaria para el traslado del familiar. Si ese fue el costo de un caso que se dio entre dos países del mismo continente, Brasil y México, ¿te imaginas cuánto cuesta morir en una nación que está en el otro lado del mundo, donde las leyes y los idiomas pueden ser demasiado distintos? Por supuesto, el costo es aún más elevado.
La persona que lamentablemente perdió la vida había pagado solo 1471 pesos y tenía una suma asegurada de 100 mil dólares. Es sorprendente cómo la asistenciadora facilitó los trámites y cubrió los gastos para que la familia del joven no experimentara una mayor carga. Como él, evitemos dejar problemas o complicaciones a nuestros seres queridos en un momento tan vulnerable, pues no es lo mismo sufrir la muerte de alguien sin un respaldo que sobrellevarla con el acompañamiento, la asesoría y el apoyo económico de un experto.
Al nacer, la única certeza que tenemos es la muerte, así que en algún momento ne- cesitaremos unos servicios funerarios. Aprovechemos el impulso de la celebración del Día de Muertos para realizar un acto de responsabilidad y afecto por nuestros parientes, asegurándonos de que al morir no agregaremos a su dolor la incertidumbre y la descompensación económica relacionadas con los servicios funerarios que ocupemos.
