Tecnologia

La tecnología

Como fuerza estructural generadora y potenciadora de riesgos

Dra. María de los Ángeles Yáñez Acosta / Maestría en Ciencia de Riesgo, ITAM yanez@itam.mx

Desde 2006 el Foro Económico Mundial publica el Informe de Riesgos Globales, el cual se integra a partir de encuestas a líderes destacados a nivel mundial en diversos ámbitos: academia, negocios, gobierno, organizaciones internacionales y sociedad civil. El informe de este año es el número veinte y subraya la evolución que ha tenido la percepción de los riesgos globales. El recuento va desde la gripe aviar y la crisis económica de 2007-2008 hasta la pandemia de covid-19, resaltando que los riesgos asociados al cambio climático –eventos por clima extremo, pérdida de biodiversidad, colapso de ecosistemas y contaminación, entre otros– llevan diez años posicionándose en los primeros puestos.

El reporte distingue cinco fuerzas estructurales que originan, desarrollan y potencian los riesgos globales: la economía, el medio ambiente, las condiciones geopolíticas, los factores societales y la tecnología. La taxonomía de riesgos asociada a estas fuerzas es sumamente compleja e interesante, pero en esta ocasión me gustaría concentrarme en algunos de los riesgos ligados a la tecnología que tienen un profundo impacto en las personas y la sociedad: los efectos no deseados de la inteligencia artificial, la censura y vigilancia, la desinformación, los ciberataques y la guerra cibernética. ¿De qué trata cada uno?

En general nos concentramos en las bondades de la inteligencia artificial, pero no debemos olvidar que esta puede generar efectos colaterales como el desempleo masivo por la automatización de procesos; la ampliación de los sesgos presentes en los datos con los que se toman decisiones, lo cual afecta negativamente a ciertos grupos sociales; la dependencia tecnológica que conlleva la pérdida de habilidades humanas, y la deshumanización que vulnera la conexión emocional y fomenta la desconexión social.

Ahora pensemos un momento en las empresas y los gobiernos que desarrollan y controlan las tecnologías, los cuales podrían acumular demasiado poder si las usan para la vigilancia masiva y para buscar un control excesivo sobre la vida de las personas, lo que facilitaría la censura de opiniones y conductas que contravengan las agendas políticas o las directivas empresariales. Cuando hablamos de desinformación, inmediatamente pensamos en noticias falsas. Estas constituyen una de las mayores preocupaciones de los países democráticos, ya que muchas veces esas noticias falsas y la falta de información forman parte de estrategias para manipular la opinión pública y erosionar la estabilidad tanto de los países como de sus instituciones.

Un ciberataque es cualquier acción intencional para robar, exponer, alterar, deshabilitar o destruir datos, aplicaciones u otros activos a través del acceso no autorizado a una red, un sistema informático o un dispositivo digital. Se distingue de la ciberguerra porque esta última es una serie de ataques cibernéticos estratégicos contra una nación para causarle daños importantes que pueden incluir la interrupción de sistemas informáticos vitales y la pérdida de vidas.

Es importante entender estos riesgos y saber que seguirán evolucionando, causando que aparezcan otras variantes o nuevas amenazas, ya que la fuerza estructural que les da origen, la tecnología, continúa avanzando a pasos acelerados. A todos nos corresponde familiarizarnos con esta categoría de riesgos para gestionarlos de forma correcta.

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