Roxana Vélez Pérez / Coordinadora editorial, Revista Siniestro
Rafael Barrón es licenciado en Administración de Empresas. Hace 50 años cambió su rumbo hacia el mundo de los seguros, porque estaba estudiando una maestría y necesitaba un trabajo. Entró con el pie derecho a la industria, pues a los cuatro meses ya ganaba cuatro veces más de lo que percibía en su anterior trabajo.
Su trayectoria inició en 1974 en Seguros Monterrey. En sus primeros dos años trabajó de forma independiente. Ingresó al sector afianzador cuando un cliente le pidió asesoría en fianzas, pero dejó este mercado porque le gustaban más los seguros. Unos años después retomó las fianzas por petición de otro cliente. Hoy su despacho Barrón Seguros y Fianzas representa a nueve afianzadoras.
Rafael comenta que aún son muy pocos los agentes que se dedican a las fianzas, porque la mayoría prefiere los seguros: de los 65 mil agentes, brókeres y corredores existentes, solo el 20 % se dedica a las fianzas. Sobre la situación actual de las fianzas, dijo que antes solo se manejaban en el sector gubernamental; hoy la iniciativa privada está pidiendo fianzas para garantizar sus contratos. Advirtió que las pymes también constituyen un gran mercado y necesitan atención. El mercado es muy grande, pero faltan agentes para atenderlo.
Su hijo, quien también es administrador de empresas, decidió hace 15 años dejar su trabajo para involucrarse en el negocio familiar y trabajar con Rafael en su despacho, aportando un aire renovador, además de conocer perfectamente el mercado. Rafael y su hijo han logrado muy buenos negocios, teniendo siempre como prioridad brindar una atención personalizada y un servicio de calidad, lo que les ha permitido conservar el 95 % de su cartera.
Rafael reconoce que, al principio, le costó un poco de trabajo entender el lenguaje de las fianzas, pero logró adaptarse. Este sector le ha dado enormes satisfacciones personales, profesionales y económicas.
