Laura Edith Islas Yáñez / Directora general y fundadora Revista Siniestro
Cuando leas estas palabras, posiblemente tengas todavía presentes los desfiles, las actividades, los disfraces, los aspectos importados o tradicionales y, por supuesto, las ofrendas del Día de Muertos. No me aventuraré a afirmar que todos los mexicanos aman esta festividad porque los días especiales tienen la peculiaridad de acentuar las emociones positivas o negativas, así que, mientras unos miran en estas fechas la oportunidad de reencontrarse con sus seres queridos fallecidos o de ver con humor la muerte, otros experimentan, por ejemplo, añoranza, melancolía o incluso coraje por ya no tener cerca a quienes tanto quisieron. Ambas formas de vivir esta celebración son válidas, pero esperar hasta que una persona muere para empezar a honrarla, convivir con ella, expresarle nuestro cariño, pensar en ella y velar por su bienestar no debería ser válido jamás. ¿Por qué dejar lo más importante para el final o, peor aún, para cuando nuestros seres queridos ya no estén o nosotros hayamos abandonado este mundo? En esta edición, entre las muchas preguntas sobre las que te proponemos pensar, se encuentran tres relacionadas con estas fechas: ¿por qué tememos tanto la muerte y el seguro de vida?, ¿cómo podemos poner en orden nuestros documentos y asuntos pendientes para no heredar problemas a los seres queridos?, y ¿cuánto cuesta morir en el extranjero?
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