Vida & Retiro

25 años de afores: ¿En dónde estamos parados? ¿Valió la pena?¿Qué nos depara el futuro?

Iván Navarro Morales / Twitter: NMIM4218

Estimados lectores, en esta edición abordaremos un tema que en los últimos años ha preocupado bastante a varios sectores de la sociedad mexicana: el retiro y las pensiones.Como las afores cumplieron 25 años de existencia en julio, resulta importante reflexionar sobre el impacto de este sistema en las personas que están en el régimen de 1997.

Desde 1944,cuando comenzó a operar el IMSS, y hasta el 30 de junio de 1997, en México imperó un sistema pensionario de reparto,que era financiado por los trabajadores activos (jóvenes)y disfrutado por los ya retirados (principalmente personas de la tercera edad).En los años 70 se considerabaque este sistema sería viable por siempre, porque los trabajadores pensionados tenían una esperanza de vida muy baja, lo que significaba que no disfrutaban más de 10 años su retiro, y porquehabía un mayor número de trabajadores activos que de jubilados. Sin embargo,los legisladores, el IMSS, el sector patronal y los sindicatos no previeron que la esperanza de vida aumentaría considerablemente, pasando de 55 a 77 años, y que la informalidad laboral generaría menos trabajadores activos y más pensionados, provocando que los recursos provenientes de las aportaciones (cotizaciones) fueran insuficientes. Como a principios de los años 90 el IMSS prácticamente estaba en bancarrota e incluso necesitó dela ayuda del gobierno para seguir existiendo, en 1995 se modificóde manera radical la Ley del Seguro Social y el sistema de pensiones.Los cambios entraronen vigor en 1997 y dieron origen a lasafores actuales.

El nuevo sistema de pensiones no es otra cosa más que el autofinanciamiento de la pensión a través de las afores.Para ello, el patrón debe aportar en promedio un 7% del salario del trabajador (2% para el retiro y 5% por concepto de ahorro para la vivienda) a una institución financiera, para que esta invierta el dinero y generelos rendimientos con los que el trabajador se vea “beneficiado” y pague su futura pensión.Sin embargo,ya se ha probado que este modelo es un fracaso total y rotundo.Ejemplo de ello esel sistema de pensiones chileno que fue aprobado desde los años 80,pues la crónica de su muerte anunciada se entiende al analizar la tasa de reemplazo en Chile y el sinfín de protestas o conflictosen este país, derivados de la farsa que resultó dicho modelo. Las razones por las cuales se aprobó el nuevo sistema de pensiones en México son desconocidas, pero pienso queestuvieron relacionadas con el afán deseguirlos lineamientos del nuevo orden mundialque afecta a todo el planeta,pues ahorael pago de la pensión ya no es garantizado por el Estado, sino porlas aportaciones voluntarias que el asegurado haya realizado paraprevenir la falta dedinero o de ingresos suficientesdurante la vejez.

Si tomamos en consideración la primera generación de pensionados con elrégimen de 1997, resulta evidente que la sociedad está condenada a tener ingresos precarios que, en muchos casos, ya no equivalen ni a un salario mínimo, porque con la implementación de la UMA se ha dejado de lado los principios básicos de la seguridad social. Por tanto,las afores soninsuficientes para los trabajadores, así que quienes comenzaron a laborar a partir del 1 de julio de 1997 no solo deben estar inscritos en el IMSS, sino también recurrir a planes privados de retiro que compensenla pensión jubilatoriaestablecida enel régimen de 1997. No se trata de dejar de cotizar en el IMSS,sino de procurar el mejor retiro posible con un seguro de ahorro diseñado para este fin.

Aunque la última reforma al sistema de pensiones, ocurrida en 2021,disminuyó el número de semanas cotizadas necesario para tener derecho a una pensión de retiro (de 1250 a solo 1000 a partir de 2031) y permite que quienes cumplan 60 años antes de 2030 se pensionencon entre 700 y 1000 semanas de cotización, el problema no fue resuelto de forma definitiva.Al final, solo se tapó el pozo de manera provisional.

Nos vemos en la próxima edición.

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