Crisóforo Suárez Tinoco / Director de Riesgos y Control Interno, Seguros Atlas
Ningún negocionace con el propósito de quebrar.Toda empresa surge con el objetivo de permanecer en condiciones de satisfacer una necesidad, para no morir con el paso del tiempo.Un principio que respalda este finy destaca tanto por aportar certidumbre como porfortalecer la perspectiva de permanencia y crecimiento del negocio es el reconocimiento, en libros contables,de los beneficios materializados y los perjuicios identificados. Este principio aporta resiliencia no solo al negocio, sino también al sistema económico, porque el derecho de alguien, quien por prudencia no debe reconocer el beneficio hasta que este sea efectivo,generalmente se corresponde con la obligación de otro, que al reconocer su compromiso en los libros contables respalda dicho derecho.
Cuando se suscribe una póliza, la aseguradora asume la obligación de pagar los beneficios del seguro tan pronto se materialice el riesgo previsto, siempre que este ocurra dentro del periodo de cobertura, y adquiere el derecho de recibir el pago de la prima que debe efectuarse al inicio de dicho periodo porque constituye el recurso para pagar los beneficios a los miembros de la mutualidad afectados por la materialización del riesgo.
Como el negocio de la aseguradora es vender coberturas vigentes por cierto tiempo,dentro del cual enfrenta el riesgo de que un evento le ocasione pérdidas, solo obtiene una ganancia conforme el periodo de cobertura transcurre. La prima pagada antes del inicio de la vigencia o al principio de estaconstituye la reserva de prima o de riesgos en cursoy representa en ese momento una ganancia nula, porque no ha pasado tiempo de cobertura.A medida que transcurre dicho periodo,esta reserva se libera y se convierte en prima ganada o devengada, por lo que la suma de los montos correspondientes a estos dos conceptos complementarios debería arrojar la prima determinada para todo el periodo de cobertura y el monto de la reserva en un momento específico se debería calcular tomando en cuenta el tiempo de cobertura remanente.
Las reservas son provisiones para enfrentar obligaciones financieras que se concretarán en el futuro. Algunos compromisos son ciertos o de monto conocido y otros son probables o de monto desconocido. Estas últimas obligacionesdebenser estimadas con metodologías objetivas, técnicamente racionales y generalmente aceptadas.
De acuerdo con la operación y las condiciones de contratación de seguros,el contratante de una póliza puede mantenerla vigente o cancelarla en cualquier momento dentro del periodo de cobertura. Para la aseguradora, el peor escenario esla obligación de devolver la prima no devengada si se cancela la póliza o absorber los gastos administrativos de mantenimiento y cubrir la siniestralidad del periodo de cobertura remanente si se mantiene vigente la protección. Los recursos económicos necesarios para enfrentar estos escenarios dieron lugar a los conceptos de reserva suficientey reserva de gastos.
La estimación de la siniestralidad del periodo por devengar se determina a partir de las estadísticas del tiempo de cobertura transcurrido, por lo que, si la siniestralidad fue muy alta, la reserva de riesgos en curso puede ser muy superior a la prima no devengada. El problema es que, debido a procesos operativos, legales o logísticos, se presenta un retraso en el flujo de reclamaciones, que es mayor en algunas líneas de negocio, por lo que la aseguradora conoce de forma parcial la siniestralidad ocurrida, pues el total de estase obtiene al sumar los siniestros reportados y los no reportados.
En la fecha de cierre de los estados financieros, es necesario evaluar el nivel adecuado que debe tener la reserva para siniestros ocurridos no reportados, la cual debe concebirse como complementaria a la siniestralidad reportada. El resultado de aplicar la proporción resultante de la siniestralidad última sobre la prima devengada a la prima correspondiente al periodo de cobertura por devengar constituye una aproximación muy útil de la siniestralidad que será respaldada con la reserva de riesgos en curso si el contratante mantiene vigente la póliza.
Con la implementación de Solvencia II en México, la reserva suficiente, que se forma con los recursos necesarios para el peor escenario, fue sustituida porla suma de un margen de riesgo y la mejor estimación de las obligaciones (valor esperado libre de cualquier recargo prudencial). El concepto de reserva suficiente sugiere el interés del regulador en evitar que los recursos económicos seaninsuficientes para cumplir las obligaciones, por lo queel monto debe ser igual o mayor al necesario; sin embargo, el concepto de la mejor estimación considera como incumplimiento tanto una reserva menor como una mayor, por lo quecualquier faltante se debesuplir y cualquier sobrante se debe liberar, pues no se tolera ni más ni menos.
Aunque en la práctica es frecuente entender el valor esperado de una variable como el promedio de sus observaciones disponibles, el primer concepto tiene un enfoque prospectivo y el segundo uno retrospectivo. Por tanto, la determinación del valor esperado implica remover de la experiencia estadística los efectos que ya no ocurrirán e incluir aquellos que claramente sucederán. Por eso, al principio de la pandemia deSARS-CoV-2,se incluyó el efecto de la crisis, que no se encontraba en la información estadística,en la determinación de la mejor estimación de las obligaciones, y ahora se empieza a remover dicho impacto e incluir las consecuencias favorables de la vacunación, queno estaban contenidos en las estadísticas,puesto que se han dado importantes avances en este proceso.
En el régimen de solvencia vigente, la razón del requerimiento de capital de solvenciaes la necesidad de que la aseguradora mantenga un nivel mínimo de recursos propios para enfrentar desviaciones adversas tanto en sus activos como en sus pasivos, de manera que tenga un 99.5% de probabilidad de sobrevivir a la bancarrota en el horizonte de un año. Generalmente se acepta que, tratándose del requerimiento de capital de los pasivos, parte de ese 99.5% se cubra conel mejor estimador de obligaciones,así que el capital de solvencia requerido es la diferencia del nivel mínimo de fondos propios para alcanzar el límite de 99.5% menos la mejor estimación de las obligaciones representadas por la reserva de riesgos en curso y la reserva para siniestros ocurridos no reportados. Dado que la obligación más importante de la aseguradora es cubrir los siniestros que ocurrandentro del periodo de cobertura, sin importar quesean reportados o no, la variabilidad de estos siniestros respecto de su valor esperadoestá considerada en la determinacióndel capital de solvencia requerido para alcanzar dicho 99.5%.
De acuerdo con la regulación, el margen de riesgo representa el capital destinado por la aseguradora a mantener el nivel de fondos propios admisibles para cubrir el capital de solvencia requerido. Este costo fue evaluado para arrancar el régimen vigente, quedó fijado en 10% y no ha sufrido modificaciones.Como el margen de riesgo se agrega a la mejor estimación de las obligaciones para constituir la reserva de riesgos en curso y la reserva para siniestros ocurridos no reportados,el comportamiento de la siniestralidad es un elemento adicional que incrementa de manera indirecta dichas reservas.
Cuando la aseguradora observa un incremento en la siniestralidad reportada no puede ni debe liberar las reservas constituidas para compensar este aumento, sino debe estar consciente de que dicho incremento es la punta del iceberg,ya que es la parte conocida, tangible ycierta de la siniestralidady constituye la evidencia de que la parte no conocida, intangibley contingente también tendrá un aumento.Para ser congruente con el principio contable señalado al principio de este artículo, la compañía está obligada a reconocer en sus estados financierosel incremento dela siniestralidad reportada y el probable aumento de la no reportada, de acuerdo con los cálculos de los actuarios involucrados en la valuación de reservas y la determinación del requerimiento de capital de solvencia.
Para fortalecer la confiabilidad de las reservas,la regulación exige que los actuariosencargados de dicha valuacióno del desarrollode lasmetodologías correspondientes estén titulados, cubran un mínimo de años de experiencia, acrediten un demandante examen de conocimientos tanto técnicos como prácticos, mantengan un mínimo de horas de educación continua que incluya temas de normatividad y no cometan ni un solo error, ya que si se equivocan pueden perder no solo la certificación, sino tambiénla cédula profesional, la reputación y las oportunidades laborales. Por si esto fuera poco, la normatividad también exige la intervención de un actuario independiente -que debe acreditar un examen adicional de certificación especializado en auditoría–, para que revise las reservas y emita una opinión profesional y objetiva sobre estas,y establece que esta tarea sea vigilada por el regulador, sin perjuicio de las atribuciones propias de inspección y vigilancia que la regulación otorga a la aseguradora.
Con la entrada en vigor de la LISF, se dio un paso adicional para fortalecer la vigilancia de las reservas y se instituyó la figura del responsable de la función actuarial, una de las cinco funciones de gobierno corporativo que el consejo de administración debe implementar. En materia de reservas, esta figura tiene la responsabilidad normativa de validar la calidad de la información usada en la valuación, revisarlos parámetros y supuestos de la misma, validar si los resultados se apegan a la experiencia y pronunciarse ante el consejo de administración sobre la razonabilidad de las reservas. En este proceso, el responsable de la función actuarial puede y debe ser vigilado y cuestionado por el resto de los órganos del sistema de gobierno corporativo. Con este régimen de vigilancia de las reservas, que luce muy robusto, no debería existir quien encuentre motivos para dudar de la razonabilidad de las reservas o de la seriedad de los actuarios encargados de valuarlas, revisarlas o vigilar el proceso de cálculo; sin embargo,yo mismo he tenido el privilegio de conocer algunas personas que sí los encuentran.
En conclusión, un incremento de la siniestralidad ocurrida reportada impacta la posición financiera de la aseguradora,el cálculo de los siniestros ocurridos no reportados, la reserva de riesgos en curso, el requerimiento del capital de solvencia y el margen de riesgo. Estos son cinco de los efectos relevantes del incremento de la siniestralidad, que lapandemia ha representado para las aseguradoras.El sector todavía estáasimilando y revisando dichos impactos, para establecer las claves que nos ayudarán a estar mejor preparados para enfrentar el riesgo de otra pandemia.
