Ajustes, Daños e Indemnizaciones

Tormenta geomagnética, una amenaza solar ignorada

Ana Clemente / anaclemente@virsaseguros.com.mx

Hace un par de meses noté que mi internet estaba muy inestable y provocaba la demora tanto de las notificaciones de mis aplicaciones como de la recepción de mensajes instantáneos. Al comentar este problema con mi madre, ella me dijo que el motivo era una tormenta solar. Al principio, no di importancia a su respuesta e incluso me causó risa, porque pensé que se trataba de alguna noticia sensacionalista compartida en redes sociales. Sin embargo, días después confirmé que la situación comentada por mi madre era real y comprendí la importancia de conocer los alcances de estos fenómenos. Por ello, hoy te comparto la relación que guardan estos eventos con el seguro de daños.

Una tormenta solar se produce cuando ocurre una explosión gigante en la superficie del Sol (llamarada) y, debido a la liberación repentina de la energía magnética acumulada en la atmósfera de este astro, enormes nubes de plasma solar viajan por el espacio a una velocidad de 300 a 1000 kilómetros por segundo, teniendo el potencial de alcanzar algún cuerpo celeste, como la Tierra, y producir daños. Cuando este fenómeno impacta en nuestro planeta, se produce una tormenta geomagnética.

Por fortuna, la magnetósfera nos suele proteger del viento solar al desviarlo hacia los polos, lo que provoca las auroras boreales y australes. Sin embargo, cuando la energía liberada por la llamarada solar es demasiada, esta es capaz de atravesar el escudo terrestre y causar, por ejemplo, sobrecargas en la red eléctrica, incendios de transformadores, interrupciones en el suministro de energía, pérdida de internet, fallas tanto en las telecomunicaciones como en los dispositivos de geolocalización y afectaciones tanto en la navegación como en la aviación.

En 1859 se registró el evento geomagnético de mayor impacto en la historia contemporánea, que ocasionó daños e incluso incendios en los telégrafos. Tras observarlo, el astrónomo Richard Carrington se convirtió en la primera persona que entendió las alteraciones geomagnéticas producidas por la actividad solar. Tras esta tormenta, se han registrado otras de menor intensidad, que provocaron daños pequeños en la radiodifusión y el suministro eléctrico. La más reciente de ellas ocurrió en julio de este año y generó desde apagones de radio hasta perturbaciones en los GPS.

Las probabilidades de que se produzca un evento Carrington son bajas; sin embargo, si ocurre, su impacto sería catastrófico. Podríamos quedar incomunicados por meses, ya que nuestra infraestructura de comunicación depende de satélites, internet y energía eléctrica. En 2013, Lloyd’s y la AER calcularon que el costo sería de 2.5 millones de millones de dólares. Estos puntos me llevan a cuestionar si estamos preparados para asumir los diversos impactos, incluyendo las pérdidas económicas, derivados de una tormenta geomagnética de grandes magnitudes.

Aunque existen tanto seguros que cubren los daños derivados de variaciones de energía eléctrica en maquinaria y equipos como pólizas para satélites en despegue y órbita, un evento Carrington no solo provocaría daños materiales en los bienes mencionados, sino también pérdidas consecuenciales relacionadas con la falta de comunicación. Recuerda que casi el 100% de nuestras actividades comerciales dependen de la conectividad.

No es mi intención generar pánico, sino reflexión. Preguntémonos si los productos actuales del sector asegurador están diseñados para cubrir pérdidas reales por la paralización de actividades derivadas de un evento Carrington, ya que este es un riesgo latente, aunque su probabilidad de ocurrencia sea muy pequeña. Estamos a tiempo para plantear ante nuestra industria nuevas posibilidades, de manera que, así como hace poco surgieron las pólizas para riesgos cibernéticos y algunas doctrinas jurisprudenciales relacionadas con los efectos de la Covid-19 y la paralización de las actividades comerciales, las aseguradoras y reaseguradoras comiencen a considerar los efectos de una tormenta solar en la continuidad de un negocio. La pandemia ha evidenciado, entre otras cosas, nuestra necesidad de reinventarnos y estar preparados para afrontar situaciones que paralicen por completo las operaciones comerciales a nivel mundial.

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