Elizabeth Ortiz / contacto@linzsurance.com
Mahsa Amini era una chica iraní de 22 años, que por supuestamente llevar el velo mal puesto y los pantalones muy apretados fue llevada a una prisión que sirve como sitio de “reeducación islámica”, donde murió dos días después a causa de los golpes y las torturas que le aplicaron. La situación de las mujeres de Irán y la indignante muerte de Mahsa Amini en esa nación confirman que la violencia contra nosotras tiene consecuencias fatales en todo el mundo.
La violencia contra las mujeres es un grave problema de derechos humanos. De acuerdo con cifras del Inegi (Endireh 2016), el 66.1% de las mujeres mexicanas de 15 años o más ha enfrentado al menos un incidente de violencia en su vida. Por su parte, las cifras del Secretariado Ejecutivo muestran que, hasta octubre de 2021, 10.5 mujeres eran asesinadas a diario en nuestro país. Para prevenir, atender, sancionar y erradicar esta situación, se han impulsado diversas acciones a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, el Estado mexicano ha lanzado diversas leyes, programas, acciones y mecanismos, para enfrentar las distintas modalidades de violencia contra las mujeres, entre las cuales se encuentra el feminicidio, delito monstruoso que arrebata y oscurece vidas.
En relación con las víctimas indirectas de feminicidio (VIF), la información institucional es escasa y no existe un registro oficial completo de conocimiento público. Dalila Sarabia, reportera de Animal Político, habla de un padrón de casi 800 niñas, niños y adolescentes en condición de orfandad por feminicidio (NNAOF), que estaban elaborando la Conavim y el Inmujeres, por lo que los datos estaban incompletos y seguían actualizándose (https://rb.gy/g6x1yi). El Estado tampoco ha realizado diagnósticos específicos para medir los impactos diferenciados de la violencia contra las mujeres, el acceso a la justicia y la reparación del daño de las VIF.
En materia de seguros, a pesar de que existen algunos productos enfocados en las mujeres, no encontré ninguno que cubra este tipo de daño. En su lugar, hallé diversos artículos de prensa sobre una mujer asesinada por otra que era su pareja sentimental y quería cobrar la suma asegurada de la póliza que la designaba como beneficiaria. Cabe aclarar que, aunque un feminicidio puede ser cometido por una mujer o un hombre, el caso mencionado no lo es, ya que la víctima no fue privada de la vida por ser mujer, sino por el deseo de obtener un beneficio patrimonial, así que el delito se debe investigar como un homicidio doloso.
Resulta alarmante que sigan aumentando tanto las expresiones violentas contra nosotras por razones de género como los feminicidios, es decir, los asesinatos de mujeres motivados por el odio, el desprecio, el placer o el sentido de propiedad sobre nosotras. Es indispensable que, como sociedad, hagamos visible la misoginia y la saña con que son asesinadas las mujeres, males que no solo dejan marcas en los cuerpos, sino también en los espíritus de quienes tienen que enfrentar un sistema de justicia que se caracteriza por la impunidad. Por eso, levantemos una oración por ellas, por nosotras.
