Dr. Enrique W. Alarcón Mtz.
Director médico, Nocrala Selarom / Dictamed / enrique.alarcon@nocralaselarom.com Twitter: @EnriqueWAlarcn1
Cada inicio de año tenemos muchos planes y buenos deseos para nosotros, la familia, los amigos, los colaboradores y quienes nos importan. En esta ocasión, festejamos no solo el comienzo de un ciclo, sino también que hasta ahora hemos sobrevivido a un gran peligro: la pandemia de Covid-19.
Durante la crisis, muchas cosas se tuvieron que modificar, como la forma de interactuar con la familia y con los compañeros de trabajo –pienso en las videoconferencias, por ejemplo–, de manera que nuestro entorno personal y laboral tuvo un giro de 180 grados, que al principio era agobiante, aunque al pasar los meses nos fuimos acostumbrando.
Ahora, como se vislumbra ya el término de la pandemia y las actividades están volviendo a la normalidad, se han quitado las restricciones, por lo que cada vez más gente anda sin cubrebocas y sin gel. Sin embargo, conviene distinguir con qué nos quedaremos de lo aprendido, ya que se ha vuelto evidente la fragilidad de la especie humana que, en su infinita torpeza, subestimó a un diminuto ser que ha matado a millones de individuos en ya casi tres años.
Tenemos una enorme oportunidad en las manos para que las cosas sean diferentes. No me refiero a la cursilería de ser mejores personas para construir un mundo ideal, sino a las grandes posibilidades de impactar de forma positiva en nuestro entorno, lo cual se vuelve más tangible para quien está inmerso en el sector asegurador, sobre todo en el ramo de gastos médicos.
Todos los involucrados en el universo del seguro tienen ante sí el reto y compromiso de ofrecer productos más cercanos a la realidad del país, por lo que deben promover el cambio y entender que la tecnología ocupa un lugar preponderante en este.
