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Me quedé sin gasolina… Póliza y asistencia al rescate

Laura Edith Islas Yáñez / Directora general, Revista Siniestro

De camino a Acapulco, Guerrero, nos quedamos sin gasolina tres kilómetros antes de llegar a Chilpancingo. Parecía una mala broma, pero dos circunstancias ocasionaron que no cargara gasolina, lo cual me reproché porque siempre he pensado que quien tiene el volante es el responsable de revisar este asunto, y una más provocó que el carro ya no avanzara.

En primer lugar, deseché la idea de pasar a cierta gasolinera donde el combustible sale con basuritas, pues el otro día se descompuso el auto de un amigo por esa razón. En segundo lugar, veníamos cuatro mujeres platicando en el trayecto, por lo que dejamos atrás otra estación de servicio, donde normalmente me detengo cuando vengo a Acapulco, y cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde. En tercer lugar, aunque en teoría el combustible alcanzaba para llegar a la próxima población (Chilpancingo), como casi era mediodía y el calor estaba muy fuerte, encendimos el aire acondicionado, lo que terminó con nuestra reserva de gasolina.

El momento en que la camioneta comenzó a quedarse sin energía fue muy inoportuno, pues íbamos en el segundo carril –podríamos decir que en el de alta velocidad–; sin embargo, gracias a Dios, atrás no venía ningún auto tan rápido. Exprimiendo la última gota de gasolina y sacando la mano para que un automovilista nos dejara pasar, llegamos a la orilla de la carretera. Bueno, quedamos un poco afuera, pero solo para eso dio lo que quedaba de combustible.

En seguida, intenté comunicarme con Quálitas, pues con esta aseguradora tengo mi póliza. Por fortuna, hubo señal, así que reportamos el siniestro y pedimos ayuda a un amigo de Quálitas Guerrero para agilizar la atención. La compañía nos marcó y comenzó a dar seguimiento al siniestro. Tuvimos la suerte de que la Guardia Nacional pasara diez minutos después y nos ayudara a empujar el carro para que quedara más protegido.

Allí estábamos cuatro mujeres esperando al ajustador que tardó una hora aproximadamente, ya que necesitaba ir por la gasolina antes de llegar con nosotras. Con Quálitas, los primeros cinco litros de combustible están incluidos en el servicio de asistencia, así que el asegurado solo paga por el excedente solicitado. Cuando llegó el ajustador en el Qualicoche, puso la gasolina a la camioneta y nos acompañó hasta la primera gasolinera de Chilpancingo, donde tomó fotos y realizó la encuesta de calidad. Después de esto, por fin pudimos seguir nuestro camino y llegar con bien a Acapulco.

Este siniestro nos demuestra la importancia de llenar el tanque del auto, tener una póliza de seguros y administrar el combustible cuando salimos a carretera, para alcanzar a salvo nuestro destino, pues no sabemos qué podría presentarse durante el trayecto.

Por otro lado, si buscas información sobre las consecuencias de quedarte sin gasolina en la CDMX, encontrarás la multa por violar lo establecido en el artículo 40, sección II, inciso A, del Reglamento de Tránsito de esta entidad. El monto de esta pena varía entre cinco y diez veces el valor de la uma vigente, que para 2023 es de 103.74 pesos, lo que significa que la multa puede alcanzar hasta los 1037.4 pesos.

Con el riesgo de multa o sin él, aunque tengamos prisa y la fila en la gasolinera sea enorme, siempre debemos traer la gasolina necesaria para circular.

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