Se dice que aprendemos de los errores y que incluso el más experto se equivoca. Precisamente esta fue la situación de Carlos Gutiérrez, quien es agente de seguros desde hace doce años y tuvo un siniestro de auto el 7 de abril de 2022.
Tras un largo y divertido día, nuestro entrevistado y su esposa se dirigían a casa, pero el agente sintió de golpe el cansancio de la jornada, por lo que se quedó dormido entre San Antonio y Periférico. Debido a ello, el coche subió a una banqueta, chocó con una barda y quedó de cabeza; sin embargo, no hubo lesiones que pusieran en riesgo la vida de alguno de los dos.
Tras superar el susto, la pareja intentó comunicarse con la aseguradora, pero el celular de Carlos no encendía, así que llamó a una socia con el teléfono de su esposa, para que le hiciera el favor de encontrar la póliza y llamar a la compañía. Nuestro entrevistado sintió alivio cuando la aseguradora llegó a tiempo para atenderlo y darle un pase para ir al hospital.
Tras algunos análisis y exámenes, los médicos dijeron a Carlos que no presentaba lesiones graves; sin embargo, tiempo después él regresó al hospital, utilizando su póliza de gastos médicos mayores (GMM), ya que se formaba un absceso en su frente y cada vez que lo drenaba volvía a salir. Al final, él fue sometido a una intervención quirúrgica por unos vasos rotos.
Ahora Carlos carga la póliza impresa, porque dependemos tanto de la tecnología que guardamos los documentos importantes en un dispositivo móvil, pero no pensamos en la posibilidad de que este deje de funcionar. Él aprendió que a veces no seguimos las recomendaciones que damos a los asegurados, como tomar un taxi en caso de agotamiento y volver por el auto otro día.
Nuestro entrevistado renació tras el accidente, pues está consciente de que pudo haber pasado algo peor y confirmó que vale la pena estar protegido. Él tenía un seguro de auto, uno de GMM y otro de vida, pero solo ocupó las primeras dos pólizas.
Quince días después del siniestro, la aseguradora declaró que pagaría 300 mil pesos por la pérdida total del Mercedes-Benz, cuya póliza tenía un costo anual de 15 mil pesos y un deducible del 5%. Una vez que reunió los documentos necesarios, dio de baja las placas y recibió de la aseguradora la carta correspondiente, Carlos obtuvo la indemnización en menos de 30 días.
Él no pagó deducible ni por la cobertura de gastos médicos ocupantes del seguro de auto ni por usar la póliza de GMM personal para la cirugía del absceso que tenía cerca del ojo, pues esta se derivó de un accidente.
Carlos nos aconseja, además de cargar la póliza impresa y no depender de la documentación en formato digital, guardar las placas del coche antes de que se lo lleven después de un siniestro. Él comenta que jamás volverá a conducir cansado. Por favor, tú tampoco lo hagas nunca.
