Adriana Oropeza Flores / Directora editorial, Revista Siniestro
Lucía Quiroga, quien es comunicóloga y periodista, se dedica actualmente a dar consultorías. Ella arrancó su testimonio con un recuerdo: “Me dijeron que al día siguiente tenía que encargarme de una cuenta de seguros, así que regresé a casa llorando con la promesa de que iba a renunciar y con la seguridad de que las finanzas no eran lo mío”. Sin embargo, en ese momento crítico, nuestra entrevistada sacó las fuerzas necesarias para seguir y se dijo a sí misma que lo haría, lo cual efectivamente sucedió, por lo que desde entonces se enamoró del sector financiero.
Como en los tiempos en que Lucy ingresó al sector no había una fuente periodística sobre temas de seguros, sino solo reporteros que cubrían negocios, no sabían nada de pólizas y publicaban información errónea, a ella se le ocurrió la brillante idea de impartir seminarios y capacitaciones para que las fuentes periodísticas se profesionalizaran. Esta iniciativa fue resultado de la unión de las dos pasiones de Lucy la cual la condujo a nuevos senderos.
Ella caminó por muchos años de la mano de la AMIS, donde se desempeñó como consultora de comunicación, pero decidió salir y fundar su consultoría de relaciones públicas, con la cual ha contribuido a la transformación del papel de la mujer en el sector asegurador. Ella nunca ha bajado la guardia y siempre se ha mantenido al pie del cañón: luchando por conseguir un lugar y una voz para las mujeres y cerrando las brechas para las que vienen, porque sabe que falta mucho por hacer, pero también que nosotras debemos prepararnos para dar la pelea con propuestas e inteligencia.
En su oficina, a espaldas del escritorio, Lucía tiene una frase que es casi su mantra para conseguir los éxitos que se propone, una puerta de entrada para alcanzar la satisfacción en su labor y no dejar de impulsar a quien se encuentra a su lado: “Si amas lo que haces, entonces ya eres feliz”. Luego de repetir esta frase para motivarse y motivar, repite: “Si quieres lograrlo, encuentras las maneras; si no quieres, encuentras los pretextos”. Lucía halla la motivación diaria en su familia, en estar bien con ella misma, en buscar sentirse cómoda, en hacer lo que quiere, en demostrarle a su hija de seis años que todo se puede y que se debe luchar por las cosas y en ser una fuente de inspiración para ella, para su pequeña, quien no deja de recordarle que quiere ser como su mami, periodista, y que la contraten para hablar con la gente. Esto lleva a Lucía a cumplir sus metas cada día, las cuales deben ser atrevidas y alcanzables.
Ella se define como una “perseguidora de sueños” que trabaja y no desiste, porque pronto comprendió que muchos de esos sueños se pueden volver realidad, sobre todo cuando no conoces los límites. Por eso, aconseja a las mujeres que crean en ellas mismas, luchen por alcanzar cada uno de sus sueños y no cesen en la búsqueda de vivir bien, de tener bienestar en todos los sentidos, porque sí se puede y ella ya lo comprobó, así que ahora las motiva a ustedes, a cada una de nuestras lectoras, a que también lo hagan.
