La incansable protagonista de esta nota cumplió un siglo de edad en julio y mantiene tanto la motivación como el entusiasmo que la han caracterizado desde queempezóaasegurarpersonas hace cinco décadas y 100 años de edad . Cuando le preguntamos qué le gusta de vender pólizas, nos contestó: “La libertad, el sentirme valorada y la posibilidad de hacer lo que quiero”. Sin duda, estos tres aspectos han sido parte de la vida de la señora José de la Maza, quien agregó: “Me gustaba mucho acudir a diario al trabajo, así como sentirme muy útil, aprendiendo, y muy feliz con mi dinerito, que no solo obtenía con el sudor de mi frente, sino también con el gusto por mi trabajo. Vendía seguros de autos, vida, responsabilidad civil y gastos médicos. Estar en Jiro y Asociados me proporcionaba tranquilidad, ya que siempre había jefes y compañeros a quienes les podía consultar sobre cualquier tema, como el señor Jiménez y Paz, que me ayudaban a solucionar toda duda o problema”.
Para ella no representó un gran reto combinar las labores del hogar con las de su profesión, por que sus hijos ya acudían a la escuela y su esposo trabajaba, así que ella no tenía tanto quehacer y disponía de tiempo para vender seguros. Sin embargo, sí enfrentó el desafío de ser juzgada por la sociedad, ya que en esa época se veía mal que una mujer trabajara, lo cual contrasta con el pensa- miento actual, acerca del cual dijo a son de broma: “Ahora se ve mal que las mujeres no trabajen”.
José de la Maza recuerda que en las convenciones daban diversos reconocimientos y se siente muy ogullosa de haber ganado el Trofeo Ricardo Jiménez Romo, lo cual sirvió para que muchas mujeres se sintieran motivadas, comprobaran que sí se podía y comprendieran que no debían dejarse vencer por un mercado que muchos todavía consideran exclusivo de hombres. Como ella aún mantiene la cartera de asegurados de hace 50 años, nos ha confiado el secreto: “He conservado a mis clientes porque el despacho es muy serio y responsable, pero también porque trato a mis asegurados con mucha cordialidad, me preocupo por ellos cuando tienen un accidente o un choque y pienso en su dinero como si fuera el mío. Ellos agradecen mucho esto. Creo que por eso continúan conmigo. Además, me gusta demasiado mi trabajo, lo disfruto. Esto mismo les he ense- ñado a mis hijos”.
A José de la Maza nunca se le ha ocurrido dejar la carrera. Jamás dijo: “¡Ah, qué flojera tengo de ir a trabajar!”. Para ella, los seguros han sido su vida y pasión, lo cual siempre transmitió a sus compañeras, quienes la ven no solo como un ejemplo laboral, sino también como uno de vida, por lo que la admiran y esperan llegar por lo menos a los setenta años con la plenitud de su modelo.
Por esto y más, nuestra entrevistada afirmó: “Estoy muy agradecida con la vida, mi familia y quienes me han apoyado y ayudado en Jiro y Asociados, porque gracias a todos ellos he seguido tantos años como agente de seguros”.
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