Gastos medicos y de salud

La tercera es la vencida

Entrevistamos a Leisly Medina, asesora de seguros y encargada de desarrollar nuevos agentes en la promotoría Leyva Asesores. Ella garantiza a sus clientes que, al ocurrir un siniestro, los ayudará a recuperar hasta el último peso que se estipula en la póliza. A propósito de esos momentos de la verdad, ella recuerda un caso que sucedió hace poco, el cual te compartimos hoy.

Leisly visitó al señor Ricardo para ofrecerle una póliza familiar de GMM. Después de enviarle la primera pro- puesta, él decidió posponer la contratación porque no tenía dinero para pagar la protección, pero manifestó su interés en adquirirla más adelante. Meses después, el señor contactó a la agente para pedirle una cotización más, en la cual ahora solo quería incluir a su hijo, un joven adolescente. Entonces, como parte del protocolo que nuestra entrevistada tiene en su compañía, decidió ahondar más en el tema y realizarle varias preguntas, pues se le hizo un poco raro que ya no estuviera interesado en la cotización anterior y solo quisiera cubrir a su hijo. El señor le contó que deseaba contratar una póliza para su hijo porque este comenzaría a jugar basquetbol de forma semiprofesional. El cliente no quería que, en caso de sufrir alguna lesión, su hijo no contara con una protección. Una vez aclarada la situación, Leisly realizó la cotización; sin embargo, el señor expresó de nuevo que, aunque estaba interesado, no contaba con el capital para pagar.

Unos días después, la esposa del señor Ricardo y mamá del adolescente, se comunicó con la asesora para preguntarle si se podían ver, ya que querían una tercera cotización que incluyera también a su otra hija, una joven adolescente que, como el hermano, iniciaría sus entrenamientos semiprofesionales. Leisly aceptó realizar la nueva cotización y, cuando la entregó a la familia, se sorprendió, pues la abuelita de los chicos sería quien finalmente efectuaría el pago. Para esta señora, era muy importante que sus nietos tuvieran un seguro de GMM, así que, como ya estaba pensionada y no ocupaba todo el dinero, vio oportuno comprar la protección para sus nietos.

Por desgracia, después de que la póliza se expidió y se realizó el pago, la familia tuvo que ocupar muy rápido la protección, pues el joven sufrió una lesión un poco grave. Cierto día, mientras la familia se encontraba de vacaciones, antes de que iniciaran los entrenamientos, el hijo tuvo un accidente que lo llevó de emergencia al hospital. El diagnóstico del doctor fue una lesión del ligamento colateral medial del codo derecho, la cual frenaría el futuro del muchacho en el entrenamiento semiprofesional, ya que la rehabilitación requiere mucha paciencia. De hecho, el doctor comentó que sería muy difícil que él jugara de forma profesional, pues este tipo de lesiones inhabilitan ciertos movimientos del brazo. A pesar de que el objetivo de la póliza era mantener protegidos a los dos hermanos durante los entrenamientos, el varón no pudo ni comenzarlos por el accidente.

Por fortuna, la familia no tuvo que pagar nada. El siniestro costó 150 mil pesos, pero gracias a la cobertura de eliminación de deducible por accidente no se pagó por este concepto. Además, como ellos contaban con un nivel hospitalario alto, pero la cirugía se realizó en un hospital de gama media, la aseguradora aplicó una especie de bonificación, eliminándoles el pago de coaseguro.

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