La vida de Karla Ruiz, directora general de Ormuz México, siempre ha sido muy cercana al sector asegurador. Desde una temprana edad, nuestra entrevistada supo de esta industria gracias a su talentoso padre, quien trabajó durante 17 años como gerente jurídico de una aseguradora y le transmitió su pasión por el derecho y los seguros.

Cuando el padre de Karla dejó de laborar en ese lugar, su sueño de tener una empresa al fin pudo germinar bajo el nombre de Ormuz México. Como a Karla también le gustaba el derecho y ya había trabajado en varios lugares, se subió al barco de su padre, pero enfrentó un desafío decisivo antes de estar al lado de él y tomar la decisión de permanecer en el mundo de los seguros. Al respecto, comenta: “El derecho de seguros, que fue en lo que me especialicé, es una materia que no te enseñan en la escuela. Tuve que estudiar mucho porque mi papá tenía conocimiento, pero de una aseguradora y de productos muy específicos”.
Además del talento para ampliar su conocimiento y aplicarlo en el mercado del seguro, podemos destacar la empatía de Karla y su voluntad de ayudar a otros, lo cual entendimos cuando nos dijo: “La otra parte que descubrí poco a poco y más adelante fue la de ayudar a las personas con mi trabajo. Cuando eres litigante, eres un psicólogo mezclado con un abogado, porque muchas de las personas necesitan, más que una asesoría legal, ser escuchados. Entonces, desarrollé la empatía. Cuando una persona se enfrenta a un problema legal, hay algo que realmente no está bien en su vida, y cuando busca ayuda, necesita alguien que le dé tranquilidad”.
A través del trabajo y la vida cotidiana, Karla se descubre a diario. Con sus apenas 31 años, aún se sorprende de lo que hace y de lo que es capaz de cambiar en los demás con sus actividades, su trabajo y su actitud. Por eso, ella expresa: “Sé quién soy como profesionista y también sé qué quiero como persona. Me he puesto metas personales. Quiero desarrollarme más espiritualmente. Hago yoga y meditación. Uno tiene que entender que no todo en la vida es trabajo, pues también hay un ámbito personal que debe crecer. Uno debe marcar los límites al igual que las metas, porque las dos fronteras son igual de importantes para crecer como personas”. Karla dedica unas palabras a nuestras lectoras: “Las mujeres no deben hacerse menos en ningún sector, aunque algunos sean más difíciles que otros. Para mí, ser mujer, abogada y joven es tratar todos los días de romper los paradigmas sociales. ¿Por qué pensar que un abogado es el típico señor viejito y encorvado? De ti depende, mujer, con qué te quedas: si eres la víctima o el agente de cambio, porque lo que tú tienes para dar y aportar es algo único que nadie puede hacer. Vas a tener retos que superar, pero serán más las satisfacciones y los momentos buenos que las dificultades que te encontrarás en el camino”.
