Sector Asegurador

Seguro para asegurador

Laura Edith Islas Yáñez / Directora general, Revista Siniestro

Osvaldo Reyes es un destacado agente de seguros con más de diez años de experiencia. Él nos contó de un siniestro de equipo electrónico que vivió, así como de una persona que trabajaba en el sector asegurador y no pensó en su propia prevención, para mostrarnos que todos debemos protegernos.

Osvaldo suele usar muchos equipos electrónicos, pues la tecnología es parte de su vida cotidiana, ya que le ayuda mucho en el trabajo. En un día normal de hace aproximadamente cinco años, alrededor de las seis de la tarde, mientras caminaba unas cuantas calles para visitar a un cliente, fue interceptado repentinamente por una persona que de inmediato le apuntó en la parte baja de la espalda con una pistola, pues quería llevarse los dispositivos. A nuestro entrevistado le sorprendió el asalto porque conocía y consideraba segura esa zona. En ese momento tan sorpresivo y peligroso, pasaron todas las posibilidades por su mente, así que prefirió entregar todo sin oponer resistencia.

Después de este lamentable suceso, pensó en su propia protección, algo que jamás había considerado, a pesar de que ya trabajaba en el sector asegurador. Esta inquietud se fortaleció cuando estuvo en desarrollo dentro de una promotoría, ya que hubo una situación complicada con un agente que desapareció. Al respecto de esta otra experiencia, Osvaldo comentó: “Dejamos de verlo y un día nos enteramos de que había fallecido. Como su familia sabía que tenía muy buena comunicación con él, me buscó para saber si había un seguro. No existía. No había una póliza de una persona que llevaba toda su vida trabajando en seguros. Cuando pasan este tipo de cosas, te preguntas cómo es posible que, estando en esta industria, no anticipemos nuestros riesgos”. Por ese tiempo, decidió vender seguros de manera independiente y predicar con el ejemplo, así que adquirió una póliza. Él sabía que antes normalmente iba del trabajo a la casa y se sentía seguro porque llegaba a un estacionamiento y realmente no tenía contacto con la gente, pero era consciente de que eso había cambiado. La necesidad de ir a todos lados lo impulsó a contratar la póliza de casa habitación, la cual fue muy barata y ofrecía bastantes prestaciones. Osvaldo cree que, de todos los seguros, este termina siendo el más tangible por las bondades que tiene.

Al preguntarle si se acordaba cuánto le costó la protec- ción y dónde la compró, respondió: “Fíjate que la adquirí en AXA y me costó menos de diez mil pesos. Así ya me sentí seguro de estar protegido y salí a las calles a hacer mi labor diaria”.

Sin duda, el testimonio de Osvaldo nos debe motivar a que, antes de promover la seguridad ajena, nos ocupemos de la nuestra. Como hemos dicho siempre, más vale prevenir que lamentar.

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