Seguramente muchos de nuestros lectores están acostumbrados a los siniestros, pero hay algunos casos que conviene exponer y analizar para reflexionar y aprender de ellos. Por eso, te narramos un siniestro que nos compartió Fernando Puente Díaz, quien es agente de seguros.
La empresa asegurada se dedica a producir saborizantes y edulcorantes para otras empresas que elaboran con ellos productos alimenticios. El siniestro se produjo porque, sin darse cuenta, vendió un saborizante de cereza, que tuvo un problema durante su fabricación, a una compañía que produce paletas de caramelo, provocando que el lote de producción para el cual estaba destinado no pasara el control de calidad por una falla en el sabor y, por tanto, se echara a perder, por lo que el cliente de la empresa asegurada reclamó la pérdida ocasionada.
Como un aspecto importante tras cada siniestro es el costo de la póliza, tanto lo que pagó el cliente como lo que cubrió la compañía, Fernando aclara: “Era una póliza empresarial completa que incluía todo tipo de coberturas: incendio, rotura de maquinaria, fenómenos hidrometeorológicos, terremotos… Se trataba de una póliza demasiado completa que entre sus coberturas tenía la de responsabilidad civil (RC). La prima total de la póliza era de 1.3 millones de pesos. No tenemos la prima separada por cobertura porque la aseguradora cotizó todo el paquete, pero normalmente la prima de RC suele ser la más pequeña dentro de una póliza empresarial”.
El daño reclamado por el cliente era de 600 mil pesos, pero después del proceso de ajuste se acordó el pago del daño real: 350 mil pesos. Resulta curioso que el lote de saborizante vendido por la empresa asegurada tuvo un precio de solo 5 mil pesos, pero produjo una pérdida tan grande.
Nuestro entrevistado explica cómo comienza la reclamación: “Primero, el cliente del asegurado reportó a este que su producto estaba defectuoso, en este caso, que el saborizante no cumplía los estándares pactados. Entonces, antes de visitarnos a nosotros, el asegurado validó el problema con su producto y, una vez que lo confirmó, nos avisó para que nosotros los intermediarios informáramos del siniestro a la aseguradora, explicando las causas de este. Luego, la aseguradora designó a un ajustador independien- te, quien se puso en contacto con el asegurado y el afectado”.
En cuanto a los documentos que presentó el cliente para recibir la indemnización, Fernando comenta: “El ajustador pidió la documentación para corroborar el siniestro y determinar la pérdida: desde estudios químicos del producto para confirmar que este estaba fuera de los parámetros y provocó el daño hasta la carta formal de reclamación con la evaluación de la pérdida. Esta debía considerar cuántas paletas se produjeron en el lote dañado, pero inicialmente el cliente demandaba no solo el resarcimiento del daño de las paletas, sino también las utilidades de la venta de estas. Como la póliza solo resarce el costo de producción, aunque el cliente calculaba una pérdida de 600 mil pesos, esta terminó siendo cercana a la mitad”.
Fernando explica los procesos finales de la reclamación: “Se dirigió la carta de reclamación a la aseguradora, detallando todo lo que te he contado y la estimación de la pérdida. Además, se demostró que el producto de nuestro asegurado fue utilizado en la fabricación del lote de paletas y ocasionó la pérdida. Después de que se presentó esta información, se entregaron los soportes contables y datos que validaban la pérdida y se aplicó el deducible de la póliza, que era del 5%, la aseguradora pidió el acta de destrucción del producto dañado. Cuando se presentó dicha acta, procedió la indemnización”.
