AJUSTES, DAÑOS Y RC

¿Al despertar, las huellas de Otis seguirán?

Laura Edith Islas y Aarón Bonifacio Flores Revista Siniestro

En noviembre, Equity Mexicana de Ajustes presentó un recuento preliminar de los daños ocasionados por Otis, resaltando las lecciones que debemos aprender de este siniestro catastrófico tanto para mejorar las coberturas y la suscripción del seguro de daños como para generar una mayor conciencia entre la población acerca de los riesgos que en ocasiones se niega a ver, aunque los tenga frente a sus ojos. En este artículo, reunimos para ti las valiosas ideas comunicadas por los expertos ajustadores Fernando Elizondo y Alfredo Levy.

¿Ignorar o reconocer la existencia del monstruo después de Otis?


Aunque el endoso de riesgos o fenómenos hidrometeorológicos, que atiende más el efecto que el origen del siniestro, se creó debido a las experiencias sufridas en Acapulco por el huracán Paulina (1997), en Cancún, por Gilberto (1988), y en Puerto Vallarta, por Kenna (2002), Acapulco es uno de los lugares que menos han aprovechado dicho endoso. De hecho, la penetración de las coberturas en este destino es inferior a otras regiones del país, a pesar de que la exposición al riesgo es superior, lo cual se relaciona con el costo de la protección y, sobre todo, con la idea equivocada de que el riesgo se reducía a una inundación de los lugares que se encontraban en planta baja, pues los eventos anteriores a Otis no habían producido daños por viento.
En Acapulco se ha puesto más atención a los terremotos porque, antes de Otis, la población había percibido más este riesgo, lo cual se refleja en reglamentos de construcción más estrictos y en estructuras que, en general, no tuvieron afectaciones mayores por el huracán, pues los daños graves ocasionados por Otis en los edificios se con- centraron en los acabados, las fachadas y las techumbres de materiales ligeros. Más allá de estos daños, Otis detonó un casi imparable efecto dominó que involucró tanto la afectación total de la infraestructura eléctrica, telefónica y de transporte terrestre como el saqueo y la falta de suministros.
Por desgracia, la gente ha aprendido a la mala que el riesgo es mucho mayor de lo que había imaginado. Numerosos hoteles y negocios no volverán a abrir porque quebraron al no contar ni con coberturas y sumas aseguradas adecuadas ni con el capital para suplir estas carencias. Además de contratar la cobertura de fenómenos hidrometeorológicos, se recomienda adquirir la de gastos extraordinarios, con la cual se ampararían, en este caso, los costos deriva- dos del transporte de material comprado en otra ciudad, pues Acapulco se quedó sin suministros y proveedores locales. En cuanto a las pérdidas consecuenciales, no se suelen cubrir las utilidades en este tipo de siniestros, pero sí es posible amparar los sueldos y los gastos fijos.

Otis devastó un reconocido destino turístico y las alegrías de una comunidad que se sentía verdaderamente afortunada e invencible, pero ¿el poder destructivo del huracán también será suficiente para demoler aquellas ideas erróneas que contribuyeron a empeorar esta catástrofe al evitar que una gran cantidad de personas aseguraran su patrimonio? Por mucho tiempo la gente construyó castillos de arena en la mente: “ningún huracán impactará directamente en Acapulco”, “las montañas que nos rodean nos protegerán de los vientos huracanados”,“las inundaciones son el mayor peligro”, “los seguros son muy caros”, “las aseguradoras no pagan”, “los deducibles son muy altos y las pérdidas nunca los rebasan”, “la recuperación de Acapulco siempre será rápida” y “los ajustadores solo buscan cómo no pagar las pérdidas”. Otis ha exhibido la verdad, pero ¿esta será aceptada y, si es así, por cuánto tiempo?

Las víctimas de Otis en Daños

Mientras las dudas se despejan, el trabajo en conjunto de los engranes del sector asegurador revela que, en general, los daños a los edificios abarcan fachadas de cristales, cancelería de aluminio, muros exteriores e interiores de Tablaroca o Durock y escombros de bienes. En cuanto a los daños a los contenidos, se han reportado principal- mente afectaciones en mobiliario y menaje de casa; equipos electrodomésticos; equipamiento y maquinaria de restaurantes, hoteles y empresas, y rapiña tanto en negocios como en hogares. Con respecto a los bienes bajo convenio expreso, se registran daños en palapas, pérgolas, jardines, luminarias, bienes sobre el agua, equipos de aire acondicionado, bienes a la intemperie, canchas deportivas y equipo electrónico. En relación con las pérdidas consecuenciales, se presentó el cierre temporal de negocios, la cancelación de reservaciones de hospedaje precontratado, la pérdida de inventarios e incapacidad de resurtido inmediato, los gastos extraordinarios, el incremento en los tiempos de reparación por falta de suministros y las declaraciones de quiebra de diversos negocios.

Problemática de las coberturas de Daños

Otis evidenció una vez más los problemas que el seguro de Daños ha arrastrado desde hace mucho tiempo:
• Descripción de bienes que discrepa de la realidad. Esto se da por el desconocimiento, la intención de reducir la prima o el uso de inadecuados catálogos de descripciones, lo cual limita la cobertura o deja sin protección los bienes afectados y podría evitarse con una inspección física del inmueble o, al menos, con su geolocalización, la evidencia fotográfica de la fachada y la verificación de las condiciones y características de los bienes a través de medios digitales.

• Abuso de las pólizas a primer riesgo absoluto con sumas aseguradas bajas. Esto provoca que, bajo ciertas circunstancias, los asegurados que pagan menos prima por tener sumas aseguradas más bajas reciban mayores indemnizaciones que quienes pagan más. Por ejemplo, si dos departamentos iguales, que se encuentran en el mismo edificio y tienen el valor de 5 millones de pesos, son asegurados –uno con una suma de 100 mil pesos y otro con una de 10 mil pesos, pero ambos con un deducible del 2%–, el asegurado que paga menos siempre cobrará un importe mayor que el otro asegurado en cualquier pérdida menor a 500 mil pesos. Además, la sensación de que se castiga con menor indemnización a quien paga más genera que las personas contraten sumas aseguradas bajas, lo cual, tras siniestros muy costosos como los ocasionados por Otis, perjudica no solo al asegurado que no consigue recuperar su pérdida, sino también al agente y la aseguradora que pierden tanto un cliente como su credibilidad y al condominio en conjunto. • Uso de sublímites para reducir las sumas aseguradas. Esto no afecta el resultado en una pérdida parcial, pero sí en una total, ya que el tope establecido por la aseguradora no incrementa el límite de la suma asegurada.

• Bienes sujetos a convenio expreso sin cobertura. Para los asegurados, resulta ilógico que no se amparen todos sus bienes, incluyendo los adheridos al inmueble que están a la intemperie, así que se recomienda agregar en todas las pólizas un porcentaje de suma asegurada para estos bienes, señalando su respectiva prima. • Desglose de valores incorrectos. Esto se produce por desconocimiento para determinar los valores asegurables y complica el ajuste de los siniestros.

Los expertos mencionaron, además de los problemas an- teriores, diversos retos pendientes, como las diferencias de los tipos constructivos y su correcta definición en la póliza, la relación entre precio y necesidad de la cobertura de fenómenos hidrometeorológicos, la exclusión o falta de cobertura de remoción de escombros en algunos casos, la falta de unificación de textos básicos y los alcances y las limitantes del seguro hipotecario.

Sugerencias para mejorar las pólizas de Daños

Teniendo en cuenta la problemática evidenciada nuevamente por Otis, Equity Mexicana de Ajustes propuso, entre otras cosas:
• La adecuación (incremento) de primas. La existencia de un equilibrio y de reservas suficientes permitiría volver a asegurar todos los giros y las zonas.

• La creación de una cobertura de sobrecostos por catastróficos. Se debe contemplar los incrementos en los costos de reparación y reconstrucción a causa de la escasez temporal de la mano de obra y los materia- les, ofreciendo a cambio de una prima un porcentaje adicional indemnizable en caso de siniestros catastróficos.

• Una cláusula de periodo de espera para la cobertura de fenómenos hidrometeorológicos. Con ella se evitaría que se deje de vender esta protección durante una temporada del año y que se acepten riesgos inminentes.

• La creación de una cobertura de compensación de sumas aseguradas. Esta se ofrecería a cambio de una prima adecuada a los asegurados con varias ubicaciones, ya que ellos no siempre actualizan los valores en tiempo y forma cuando los desgloses de sumas aseguradas son variables.

• La cobertura automática de bienes que se aseguran bajo convenio expreso. Se trata de emitir la póliza con una prima adicional para, sin necesidad de que el cliente lo solicite, amparar dichos bienes con una suma asegurada específica que, en caso necesario, pueda incrementarse.

• La redacción más clara de la cobertura de gastos extraordinarios para casa habitación. Esto implica explicar cómo opera esta protección y establecer el monto máximo de indemnización diaria.

• El aumento de las sumas aseguradas de acuerdo con la inflación. No se trata simplemente de incrementar las primas y las comisiones, sino de generar las condiciones adecuadas para que, en caso de siniestro, la indemnización sea más acorde con la expectativa de recuperación.

• El ofrecimiento de beneficios a los asegurados que cumplan ciertas medidas de seguridad o prevención. Los usuarios deben ver que, así como hay consecuencias negativas cuando agravan el riesgo o cometen un error, son recompensados cuando actúan de forma responsable.

Comentario final

Otis ha generado un trauma colectivo que solo los protagonistas de la infinidad de tragedias en Acapulco pueden dimensionar, pero es hora de que, aunque resulte doloroso recordar lo malo, los afectados elijan ver todavía allí el dinosaurio cuando despierten y hacer algo por ellos mismos. El verdadero monstruo no es Otis, sino el obcecado ente social que insiste en construir frágiles pero cómodos castillos de arena.

Deja un comentario