La entrevistada de este mes es Ana Clemente. Ella es contadora pública y ejerció su carrera durante muchos años, pero sintió que necesitaba algo más, así que entró como asistente de Reaseguro en Seguros El Potosí.
Aunque este era el puesto más bajo en la dirección técnica de Daños y aunque ella ganaba menos de lo que obtenía como estudiante, la satisfacción de retarse y disfrutar todo lo que iba aprendiendo la impulsó a continuar allí. Conforme pasó el tiempo, fue subiendo de puesto. Al llegar a Suscripción de Daños, Ana entendió más sobre los siniestros catastróficos

y comprendió cómo se relacionan estos con las cuestiones actuariales y las reservas. Esto la motivó a ser coordinadora de Suscripción y luego gerente de Suscripción de la zona occidente de la compañía.
En el camino de éxitos y crecimiento, solemos contar las metas logradas, pero pocas veces nos damos el tiempo para reflexionar sobre aquello que nos hizo volvernos más fuertes.
Durante el tiempo que llevamos escribiendo Proyecto Mujer, pocas líderes han hablado abiertamente sobre cómo tuvieron que luchar en un ambiente dominado por los hombres
y qué implica ser mujer. Ana lo hizo, admitiendo que la desigualdad de género sí la alcanzó y se reflejó, por ejemplo, en que ella era la única gerente mujer y ganaba menos en comparación con los hombres que tenían el mismo puesto y eran sus compañeros.
La desigualdad también se manifestó cuando nuestra entrevistada se convirtió en coordinadora de Suscripción, pues no se ajustó su sueldo, así que vivió dos años con el salario de suscriptora; sin embargo, ella siempre supo que debía ser persistente, resistir y demostrar tanto a sus superiores como a su persona que ella era capaz de lograr muchas cosas. Otra cara de la desigualdad que Ana superó fue el comportamiento de varios hombres, ya que no faltaba quien se quisiera pasar de listo cuando iba a reuniones con agentes u otras personas, lo cual hizo que ella forjara un carácter más fuerte y que, como suele ocurrir en las esferas machistas, fuera etiquetada como muy enojona o muy especial,
aunque la realidad es que ella se vio obligada a modificar su carácter para que la gente, en especial los hombres, no sobrepasaran el límite.
Nuestra entrevistada tuvo que meterse en la piel de un personaje duro y firme para enfrentar el mundo laboral, pero con su equipo y con otras personas ha sido muy diferente o, mejor dicho, ha sido más ella.
El verdadero yo de Ana se manifestaba, por ejemplo, cuando soñaba con dejar de trabajar en una aseguradora y con ayudar a los agentes a realizar una correcta venta de pólizas de daños, pues ya había notado la necesidad de conocimiento que existía.
Por eso, cuando finalmente dejó la compañía, ella decidió convertirse en agente de seguros, fijándose como objetivo principal explicar a la gente cómo funciona la póliza y cómo usar las coberturas. Sin duda, la persistencia, la capacidad de análisis y el hábito de ponerse metas han llevado a Ana al crecimiento y éxito profesional.
Ella no olvida a quienes han sido importantes para su carrera y reconoce a Ramiro Garza, su exjefe y director de Daños en Seguros El Potosí, como un gran mentor inspirador.
Ana ha combinado de la mejor forma posible su vida profesional con ser mamá, esposa y ama de casa. Para ello, además de ponerse metas, busca siempre la manera más rápida de conseguir lo que quiere, para aprovechar el tiempo y alcanzar sus objetivos, y se enfoca mucho en lograr el equilibrio.
Ella nos recomienda: “Desecha lo que no te suma, enfócate en lo que sí te aporta, no te metas en problemas y valora aquello que tienes. El autoconocimiento hará que sepas hacia dónde vas y que no trabajes por algo que en el fondo no quieres. Ponte como prioridad e impáctate de forma positiva”.
