Platicamos con Gianco Abundiz, experto en finanzas con una trayectoria admirable, quien nos contó su experiencia con el fenómeno natural que devastó Acapulco el miércoles 25 de octubre de 2023, pues vivió en carne propia el terrible desastre ocasionado por Otis.
Gianco llegó a Acapulco el martes, unas horas antes de que el huracán dejara muchas personas muertas, heridas o desaparecidas y cientos de afectaciones en edificios y casas habitacionales, cambiando por completo la historia de ese destino. Él tenía un evento programado, así que se había hospedado con su esposa en un edificio de ocho pisos. Aunque se especulaba desde el lunes que se avecinaba una tormenta tropical con probabilidad de convertirse en un huracán categoría 1, Gianco no dio mucha importancia a este asunto, ya que había vivido algo así en 2013, cuando el huracán Manuela tocó tierra. Todavía en la mañana de ese martes los medios de comunicación habían dicho que solo se esperaba un huracán categoría 1; sin embargo, a las 10 de la noche, cuando Gianco miraba la televisión con su esposa, se anunció que el huracán había su- bido a categoría 5. Nuestro entrevistado no imaginaba lo que estaba por suceder.
A partir de las 11 de la noche comenzó una fuerte lluvia, la cual provocó que la pareja se quedara sin luz y no pudiera cargar los celulares tan necesarios para estar en comunicación con su familia. Gianco se resguardó con su esposa en el comedor, desde donde escuchaban cómo los vientos fuertes azotaban las ventanas de los cuartos del departamento rentado. Conforme pasaban las horas, la intensidad del viento y la lluvia incrementó, provocando que las ventanas se quebraran por completo y causando un caos dentro del departamento. Gianco escuchaba cómo se iban rompiendo varias cosas y sintió, debido a la fuerza del viento, que el edificio se movía como si se tratara de un sismo, pero mantuvo la calma y se esforzó por trasmitir la tranquilidad a su esposa, quien sufría un ataque de pánico. Fueron horas difíciles para ellos. Es complicado imaginar la magnitud del huracán que devastaba Acapulco en ese momento.
Al amanecer del miércoles, cuando terminó todo y la pareja logró asomarse al balcón, Acapulco estaba completamente destruido, los árboles y las palmeras habían sido arrancados de sus lugares y la playa se encontraba devastada. Al salir del edificio, Gianco y su esposa vieron la avenida llena tanto de cristales como de muchos objetos que cayeron, así como la pérdida total de su camioneta aplastada por los árboles, y decidieron dirigirse a la zona costera, por lo cual tuvieron que caminar entre los escombros. Por fortuna, la pareja no sufrió ni cortadas ni rasguños. Alrededor de la 1 de la tarde, mientras caminaban por la zona costera de Acapulco entre los cristales y la basura formada por el huracán, Gianco y su esposa vieron pisos completos arrancados de los edificios, mucha rapiña en los comercios y un completo caos en todos los lugares que atravesaban. Nuestro entrevistado nos contó que tuvieron muchas dificultades para encontrar un refugio donde pudieran descansar, ya que las autoridades de ese lugar no les brindaron la asistencia que necesitaban y los militares no fueron eficientes ante esa situación. Las condiciones de los pocos refugios que se abrieron por la zona no eran las mejores, pues estaban saturados de personas y carecían de comida y agua, lo que volvía la situación más difícil para todos. Además, como Acapulco se encontraba sin luz y sin señal de teléfono, no había forma de que Gianco y su esposa contactaran a sus familiares. Cuando cayó la noche, la pareja vivía un completo infierno, pues todavía no había ni comido ni logrado comunicarse con sus seres queridos; sin embargo, justo durante esas horas nocturnas pasaron unas camionetas de Protección Civil anunciando que se había abierto un refugio en una iglesia de Costa Azul.
Para Gianco y su esposa fue un milagro encontrar ese refugio con agua y comida. Allí ellos lograron descansar de ese desgastante día que habían vivido caminando e intentando conseguir ayuda, por lo que están muy agradecidos con el padre de esa iglesia, quien les brindó el auxilio que tanto estuvieron buscando. Gianco y su esposa lograron salir de Acapulco sanos y salvos en unas camionetas que se dirigían hacia Chilpancingo, donde abordaron un camión con destino a la Ciudad de México para reencontrarse finalmente con su familia.
Gianco finalizó, «es claro que lo sucedido en Acapulco pasó a la historia de México como uno de los mayores desastres naturales ocurridos en los últimos tiempos y marcó la vida de quienes estuvieron allí» así como la de Gianco Abundiz, a quien agradecemos por compartirnos su muy impactante experiencia.
