Roxana Vélez Pérez / Coordinadora editorial, Revista Siniestro
Ser madre y trabajar al mismo tiempo para desarrollar una carrera exitosa en cualquier ámbito no es una tarea fácil. Sin embargo, son muchas las mamás que hoy pueden presumir el haber logrado combinar ambas actividades al desempeñarse en el sector asegurador, a pesar de que este históricamente ha sido dominado por los hombres. Para este mes en el que celebramos a todas las mamás de México, pedimos a los hijos de cuatro mujeres poseedoras de una exitosa carrera en este sector que nos compartieran un poco sobre su experiencia al seguir los pasos de mamá en el camino de los seguros, ya sea laborando como agentes u ocupando algún otro cargo. Esto fue lo que nos dijeron.
Gabriela y Luis, hijos de Graciela Rodríguez Gabriela. Recuerdo que cuando era pequeña, cuando tenía ocho años, ya sabía a qué se dedicaba mi mamá. Sus clientes nos conocían y nosotros a ellos, pues escuchábamos sus problemas y veíamos cómo mamá los solucionaba. Yo estudié Derecho; sin embargo, en mis tiempos libres, cuando estaba en la universidad y tenía como 17 años, me empecé a involucrar en el trabajo de mi mamá, ayudándole en la oficina. Tras terminar la carrera trabajé en el gobierno por diez años. Durante ese tiempo mi mamá siempre me preguntaba cuándo iba a trabajar con ella. Un día le dije: “Está bien. Me voy contigo”. Llevo ocho años como agente con cédula A, pero he trabajado con ella en la oficina como diez años. Mi mamá también vende fianzas y me siento como pavorreal cuando le echan flores o le dan un premio, pero también siento un peso muy grande porque sé que su legado es enorme y no me siento ni la mitad de cerca de sus logros y porque aquí, en Hermosillo, son pocas las mujeres que han permanecido muchos años con una oficina y con su propio personal. A ella le encanta su profesión y esa pasión que siente te la transmite. Para mí es un ejemplo a seguir como mujer, profesionista, madre, persona y, en su momento, esposa. Siempre está pendiente de todos y al mismo tiempo lleva una oficina con muchos clientes y una cartera grande de seguros y fianzas. Le encanta ganarse premios y enfrentar los retos. Siempre logra sus metas y quiere seguir estudiando. Siempre está cultivando su mente y su alma. Esta mujer, mamá, jefa y ahora abuela de mi hija, con la que es muy consentidora, es la mejor que me ha tocado.
Luis. Cuando tenía diez años y salía de la escuela, ella iba a recogerme y me llevaba a las oficinas de las compañías, así que yo veía cómo interactuaba con la gente. Antes eran pocas las mujeres en este ámbito. Yo solo me acuerdo de mi mamá y de otras tres o cuatro mujeres agentes. Soy licenciado en Derecho, pero desde los veinte años he trabajado con ella. Desde que estudié la carrera, sabía que trabajaría con ella. Ahora tengo 39 años y soy tanto asesor de seguros y fianzas como administrador de la oficina. Me encanta ir a las convenciones con ella y ver que la saludan, la identifican y la reconocen. Es una persona activa y muy protagonista de su vida. Nunca ha sido una espectadora. Hace poco festejó su cumpleaños y me di cuenta de cómo sigue relacionándose con las personas que conoce desde hace tanto tiempo. Desde niño vi cómo ella obtenía sus propios ingresos, así que para mí los roles de género desaparecieron, porque yo tenía una mamá agente de seguros y fianzas con un horario diferente. Crecí con una mujer más exitosa que su pareja. Ella rompió esquemas y siempre ha sido muy congruente. Estoy muy orgulloso de la mujer y mamá profesionista. Para mí es una mujer completa que siempre ha perseguido metas para mejorar personalmente, las cuales ha alcanzado y superado. Estoy orgulloso de su fuerza y energía, así como de su desempeño en todos los ámbitos. Para mí es una mujer 360, pues es una excelente madre, compañera, colega, amiga y mujer. Nunca he encontrado una falla en ella. Hoy, lleno de orgullo, puedo decir que tenemos un despacho con una trayectoria de más de treinta años.
Claudia, hija de Maru Flores
Mi mamá siempre ha sido una mujer muy luchona, trabajadora e independiente. Ella ha sido mi inspiración y la admiro por salir adelante con cuatro hijos. Ella tiene más de 45 años como agente de seguros y era agente oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Teníamos un módulo en el Banco del Ejército y fue ahí donde empecé a trabajar con ella, donde conocí lo que es la venta de seguros en un mercado que para mí fue el más difícil. Soy mercadóloga y trabajé como tal casi dos décadas, pero dejé mi labor hace siete años para dedicar tiempo a mis hijos. Hace cuatro años decidí ser agente de seguros. Cuando mi mamá me lanzó al ruedo –recuerdo que yo tenía 18 años–, me dijo: “Tú vas a poder”. Ella me enseñó la actitud de servicio, cómo tratar a los clientes y cómo vender. Te puedo decir orgullosamente que fuimos campeonas a nivel nacional en Seguros Monterrey. Ella me ha motivado a ser independiente y luchar por mis sueños. Siempre ha sido muy exitosa, muy reconocida en el sector y muy querida. Es un gran reto cuando tienes unos papás tan exitosos. Nunca se dio por vencida. Siempre buscaba el sí se puede, el vamos, el dar una sonrisa, la actitud de servicio y el ayudar a la gente. Su consejo más grande es “capacítate todos los días, toma un curso, actualízate, estudia mucho, lee mucho, conoce las condiciones e involúcrate”. Ella es mi mejor ejemplo, mi motor y mi templo. La admiro muchísimo no solo por la parte laboral, sino también por sus valores, actitud de servicio y naturaleza tanto positiva como agradecida. Le doy las gracias por hacerme la mujer que soy ahora.
Karolin, hija de Elisabeth Vogt
Recuerdo que, en las comidas, las conversaciones eran sobre seguros. Esto me permitió comprender el beneficio que tiene un seguro y cómo puede cambiarte la vida tener o no uno. Desde pequeña tuve la oportunidad de ir a los congresos internacionales de las diferentes redes de las que el despacho es miembro, así como a las reuniones sociales que se organizaban en las noches. Desde los trece o catorce años empecé a ir a las juntas, lo cual ha sido una experiencia muy padre. Cuando mi mamá fue presidenta de la Amasfac, le dieron la Orden al Mérito y me sentí muy orgullosa porque se lo merece; ese momento me inspira mucho. Admiro su fortaleza, inteligencia, perseverancia, amabilidad, corazón, compromiso y pasión por este sector, porque ha abierto las puertas a las mujeres, ha sido pionera y ha sido de las pocas que han alcanzado los puestos que ha ocupado tanto en la Amasfac como en la Copaprose. Siempre ha sido muy clara sobre la importancia de tener valores y llevarlos siempre en alto, ser fiel a uno mismo, trabajar en equipo, luchar por los sueños, confiar en uno y creer en los conocimientos que se posee, porque todo esto nos lleva a conseguir nuestras metas. Mi mamá se mueve en este sector con mucha certeza de lo que sabe y con una sonrisa, siempre tratando de hacer equipo, lo cual admiro mucho. Llevo cuatro años trabajando en el despacho de Protección Dinámica y a la par estoy terminando dos carreras. Me encantaría aplicar lo que aprendí en el sector asegurador. Siempre he estado involucrada en la industria, pero mi función se enfoca en el área contable y administrativa. Ha sido muy bonito ver la trayectoria de mi mamá, cómo ha asumido roles cada vez más importantes y cómo ha destacado por su capacidad e inteligencia. Soy privilegiada y, por supuesto, tomo con mucha seriedad y responsabilidad este legado familiar.
Alejandra, hija de Alejandra Altúzar
Conozco este sector desde que estaba en la panza, porque primero se acercó a él mi abuelo y luego mi mamá, así que en casa siempre se ha platicado de seguros. Soy parte de organización como directora jurídica y estoy vinculada con todas las áreas. Me empecé a involucrar desde que tenía 19 años. Me gusta mucho lo que hago, pero no sé si en algún punto querré ser agente. Mi mamá empezó como colaboradora en la parte de administración de finanzas y terminó siendo agente y promotora, pero ella sí se visualizaba en este camino y sí veía mucho el tema comercial. Al final, ella tuvo que involucrarse porque mi abuelo enfermó y alguien tenía que hacerse cargo del negocio. Soy abogada y politóloga, pero entré a trabajar con mi mamá porque ella quería que Álamo fuera una promotoría que brindara confianza, ofreciera un trato humano y diera tanto apoyo como asesoría gratuita a la gente, lo cual me convenció. Aquí no tengo un lugar por ser su hija, pues quienes estamos aquí nos hemos ganado el lugar. Siempre le agradeceré el haberme enseñado a trabajar por lo que quiero y hacia donde quiero, haciéndome ver que nada es gratis y que el trabajo habla por nosotros. Como profesional, ha creído en mí, en mis capacidades, y me ha permitido aportar mi granito de arena a su visión de a dónde quiere llevar este proyecto. También le agradezco la apertura para darse cuenta de que uno debe cambiar, pues le costó mucho ser escuchada por su papá e introducir ideas nuevas, pero ella está haciendo una diferencia al decir: “Bueno, me cuesta trabajo, pero te escucho”. Aunque nuestras maneras de pensar son distintas, veo en ella un liderazgo muy humano, donde hay mucho corazón, y creo que eso me ha ayudado a que mi visión jurídica cambie. El área jurídica de Álamo es tan especial porque somos muy humanos y nos enfocamos en lo que realmente importa, la persona, lo cual ella siempre me ha transmitido.
Comentario final
Al lograr un balance entre la maternidad y su profesión, estas mamás han construido el camino que hoy sus hijos presumen con gran orgullo. ¿Cuál ha sido el legado de tu mamá? ¿Ya le has dicho cuánto la amas y admiras? No esperes el Día de las Madres. Demuéstrale tu cariño cada día, cuídala y aprovecha el tiempo con ella.
