Fianzas

La Fianza de Empresa o Fiador

Lic. Mario Jesús Carrillo López / Responsable de Instituciones de Garantías, Oficina de Vinculación mjcl@ovgarantias.com

Este 3 de junio, día posterior a las elecciones en nuestro país, se cumplen 129 años de la publicación de un artículo único en el Diario Oficial de la Federación, el cual decretó: “Se autoriza al Ejecutivo para que, durante el próximo periodo de receso de las Cámaras, otorgue concesiones a compañías nacionales o extranjeras legalmente constituidas, a fin de que habitualmente practiquen operaciones de caución por el manejo de funcionarios, empleados, dependientes y, en general, de toda clase de personas que tengan responsabilidad pecuniaria por la dirección, administración, conservación o depósito de intereses públicos o privados, en favor del gobierno federal y territorios, de las municipalidades, corporaciones, compañías o individuos de la república”. Mediante este artículo, el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos también detalló las bases a las cuales se sujetarían los contratos de concesión.

De esta manera, el lunes 3 de junio de 1895 se dio principio a las tareas de concesión para que las compañías nacionales o extranjeras operaran productos de caución. En ese mismo año, la American Surety Company of New York obtuvo la primera concesión otorgada por el Ejecutivo para practicar habitualmente dichas operaciones, las cuales a la postre se conocerían como fianzas de fidelidad. Recordemos dos cosas para comprender por qué la caución está íntimamente relacionada con la fianza: en primer lugar, el Diccionario de la Lengua Española define a la caución como una “garantía o protección prestada a alguien” o una “garantía que presta una persona u otra en su lugar para asegurar el cumplimiento de una obligación actual o eventual” y, en segundo lugar, garantizar significa dar una garantía y afianzar es dar una fianza, la cual constituye una garantía.

Resulta interesante el contexto histórico de esa época. México vivía un proceso de recuperación de sus finanzas públicas, para lo cual el secretario de Hacienda, José Yves Limantour Marquet, a las órdenes del presidente Porfirio Díaz, estableció medidas para lograr un superávit en la gestión hacendaria del país, entre las cuales destaca la aplicación de una disminución muy importante en los sueldos de los servidores públicos acostumbrados a los grandes ingresos a cargo del erario. Esto ponía a prueba a los responsables del manejo de los valores o recursos del Estado, pues resultaba tentador el ejercicio de su labor, por lo cual era indispensable que estos caucionaran el debido cumplimiento de sus actividades.

Era obligación de la administración pública garantizar el debido cumplimiento de las funciones de los servidores públicos y la aplicación de las cauciones correspondientes. Ante la difícil situación económica del país, la necesidad de una adecuada administración por parte de los servidores públicos, la responsabilidad del Estado de velar por ello y la búsqueda de mejores medidas de control e inhibición de actos que perjudicaran el patrimonio federal, estatal o municipal, surgió la colaboración conjunta con el sector privado mediante la figura de la concesión, a través de la cual el Estado cumpliría con su responsabilidad primaria al dele- garla en compañías especializadas en caución o garantes (fiadores) del debido cumplimiento de dichas funciones, para proteger los recursos públicos.

Así surgió y se ha desarrollado la fianza de empresa, el carácter fiador de un ente especializado que ha sido desde ese entonces una respuesta eficaz ante la necesidad del Estado de salvaguardar los intereses y recursos públicos, que a la postre pasarían no solo por las manos de los manejadores de fondos o valores, sino también por la gran administración de las diferentes dependencias y entidades que les darían cauce, convirtiéndolos en bienes y servicios al buscar las mejores condiciones de vida para la sociedad en general, trayendo con ello crecimiento, bienestar y desarrollo.

Este es el lugar que se ha ganado la fianza de empresa y la labor del fiador en la historia de nuestro país. Este instrumento es muchas veces discreto, pero siempre está presente como un puntal en el desarrollo de México y se encuentra ahí, en la construcción de nuestra nación. La fianza de empresa hace presencia en las escuelas, los hospitales y las carreteras; en la exploración y explotación del petróleo; en el suministro de medicamentos; en el sostenimiento de ofertas, y en las grandes e icónicas obras que han formado parte de nuestra historia.

Tan importante ha resultado esta figura de garantía que a lo largo de los años se ha ido perfeccionando de manera ininterrumpida desde el ámbito legal hasta el técnico, desde la parte normativa hasta la experiencia en tribunales, en pro de una mejora constante, aportando protección y certeza y dando cada vez más brillo al noble oficio afianzador. Por esto y muchas cosas más, este 3 de junio celebremos un feliz Día del Fiador o de la Fianza de Empresa.

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