Roxana Vélez Pérez / Coordinadora editorial, Revista Siniestro
La admiración de un hijo es el mayor regalo que puede recibir un padre. Por eso, en esta ocasión, reconocemos a algunos papás que han dedicado su vida a trabajar en el sector asegurador y afianzador, compartiendo los sentimientos y las palabras de quienes están más orgullosos de ellos.
Karla, hija de Eduardo Ruiz
Karla recuerda que su papá trabajaba mucho y casi no lo veía, pero él buscó momentos para convivir con su familia y, cuando estaba en casa, hablaba de sus casos. Ella comenta: “Mi papá es muy entregado y comprometido. Yo le digo que tiene corazón de pollo porque siempre está buscando cómo ayudar a las personas. Más que el reconocimiento público o el dinero, a él lo mueve el poder ayudar. Es muy empático, se pone en el lugar de las personas y lo que más le molesta es que no se dé la atención debida a la gente. Le agradezco por ser un gran padre, preocuparse por mí, darme tanto su cariño como su apoyo y ser un excelente guía en lo personal y lo profesional. Agradezco a Dios por habérmelo puesto como padre, pues mi vida no sería la misma sin él. El consejo más importante que me ha dado es que me divierta y disfrute lo que hago”.
Montse, hija de Eduardo Vargas
Su abuelo paterno tenía un despacho de ajustes, así que los seguros estuvieron presentes en la vida de Montse desde niña. Ella recuerda que su papá era ajustador y viajaba mucho para hacer las inspecciones porque no existía la tecnología actual para resolver los siniestros. Montse comenta: “Admiro la determinación con la que mi papá hace las cosas. Es una persona honorable y humana que sostiene su criterio y su forma de pensar, pero es muy respetuoso de las opiniones de los demás, pues sus valores están bien plantados. Estoy muy orgullosa de él como persona y como papá. Ojalá me siga enseñando lo que ha cultivado y cosechado a través de los años y siempre me dé su consejo para no desesperarme. Sentarme con él a platicar y sentir su apoyo me hace ver la vida más tranquila. El mejor consejo que me ha dado es que sea honesta y muy humana y nunca olvide que estamos trabajando para una persona que sufrió un mal en su vida”.
Pablo y Jaime, hijos de Jaime Calderón
Pablo recuerda que, desde su infancia, en su casa se hablaba de seguros, así que poco a poco fue entendiendo las funciones de su papá. Él comenta: “Mi padre tiene una gran agilidad tanto para innovar, crear y cerrar negocios como para diseñar estrategias comerciales y de ventas. Todo el día está trabajando y pensando en qué hacer. No se queda quieto. Es un gran ejemplo porque, a pesar de su edad, sigue activo y queriendo dejar huella. Está muy actualizado y nos impulsa a estar un paso adelante. Es una persona con un gran corazón, que siempre está tratando de ayudar a las personas y viendo por los demás. Lo admiro por ser un gran padre, esposo y amigo. Lo que más quiero es seguir sus pasos porque sé que va a dejar huella en el sector asegurador. Le agradezco su legado, lo que nos ha enseñado, su visión de la vida y los valores que nos ha dado”.
Jaime recuerda que toda su vida ha desayunado, comido y cenado con seguros. Él comenta que trabajar de la mano de su padre es una experiencia padrísima: “Nunca imaginé aprender tanto de mi papá en el ámbito profesional. Ahora que lo vivo, lo disfruto. En casa tienes un panorama muy diferente de quién es tu padre. Cuando lo veo desenvolviéndose en el medio profesional, observo que tiene mu- cho talento para conectar con las personas. Él dice que es mejor laborar con amigos que con gente, así que tiene muchos, lo cual crea confianza. Ahora es mi jefe, mi mentor y mi consejero. Estoy supercontento y muy orgulloso de él, pues me empuja a crecer como agente. Lo amo mucho por ser un excelente padre. El consejo más importante que me ha dado es que disfrute lo que hago, no me frene con las cosas que realmente me gustan y trabaje con amigos”. Tania y Angie, hijas de Mauricio Martínez
Tania recuerda que había libretas, plumas, pelotitas y cual- quier tipo de artículos promocionales de seguros en casa. Ella comenta: “Recuerdo a mi papá muy trabajador y muy apasionado por el sector. Aunque él es actuario, se le dio la parte comercial. En todos lados se encontraba a alguien del trabajo. Lo que más admiro de él es su constancia, disciplina y amor por la profesión. Él siempre ha dicho que esta carrera es para gente disciplinada que le gusta salir a vender y asesorar a la gente. Lo quiero mucho y le agradezco sus enseñanzas y consejos desde el día uno, porque gracias a él me convertí en quien soy ahora. Siempre voy a estar con él. Lo considero uno de mis más grandes ejemplos en la vida”.
Angie recuerda la pasión que su papá ha puesto en su carrera. El ejemplo de él la llevó a crecer con la idea de que trabajaría en algo que realmente le gustara. Ella comenta: “Cuando me gradué de la universidad entré a laborar con mi papá y mi hermana en la promotoría. Él trabajó para dejarnos un patrimonio. Lo que más admiro de él es la disciplina que nos ha impartido y la muy noble profesión que eligió, porque siempre estamos ayudando a las personas a protegerse. Le doy las gracias por lo que ha he- cho por su familia todos estos años. Ahora que tiene su propio negocio, nuestro mayor regalo es contar con él en cualquier momento. Es el mejor papá que me pudo haber tocado”.
Adrián, hijo de Atilano Villa
Adrián recuerda que, cuando era pequeño, su papá llegaba cansado y muy tarde a casa, pero al preguntarle cómo le había ido respondía “a mí siempre me va bien”, aunque su día hubiera sido muy malo. Él comenta: “Jugábamos y veía la tele con nosotros. Era un gran padre presente y creo que ese es un gran ejemplo. Este es un trabajo muy estresante, por lo cual lo que más admiro de mi papá es su buena actitud, encontrando el cómo sí y viendo cómo ayudar. Esta actitud lo llevó a ganarse el cariño de mucha gente en el sector, lo cual me llena de orgullo. Para él la vida se resume en trabajar y ser feliz. Él buscó que fuéramos autodidactas y encontráramos cómo hacer las cosas sin que él nos explicara. Le doy las gracias por darnos el secreto de una vida feliz y exitosa”.
Cristóbal, hijo de Cristóbal Ponce
Cristóbal recuerda que su papá viajaba demasiado y muchas veces no lo veía en casa. Él comenta: “Mi papá inició como agente de seguros. Gracias a su profesión recibí una educación, porque él fue creciendo y nos fue dando una mejor calidad de vida. De mi papá admiro su entrega, pasión por el trabajo, capacidad de automotivarse y visión de lo que quiere lograr. Él siempre pensó que podía crecer más y crear una empresa con una estructura y una fuerza de ventas tanto importante como reconocida, conformada por agentes exitosos. Hoy ese sueño es realidad. Superó sus expectativas, aunque él dice que no. Parte de su éxito se debe a no conformarse con sus logros, pero al mismo tiempo reconocerlos y agradecer por ellos. Esta actitud y su sentido humano son lo que yo más he admirado de él. Hemos recibido de mi papá los mejores consejos a partir de su ejemplo, el cual puede más que cualquier palabra o reflexión: anteponer la ética y los valores a cualquier negocio y agradecer por lo que tenemos”.
Marisa, hija de Héctor Lima
Marisa recuerda que conoció la oficina de su papá desde muy chiquita y que en su casa no había otro idioma que no fuera el de los seguros. Ella comenta: “De mi papá he admirado su tenacidad, compromiso, seguridad cuando habla de pólizas y puntualidad inglesa en cualquier cita porque es estructurado en sus horarios. Él sigue yendo a la oficina, pues es un hábito que disfruta. Su mente está activa y siempre está pensando en qué más hacer, aunque le ha costado un poco adaptarse al mundo digital. Mi papá está acostumbrado a desayunar con sus clientes o prospectos, así que la pandemia fue muy difícil para él, ya que debía permanecer en casa y no podía tener contacto con la gente. El mayor consejo que me ha dado es ser puntual y no dejar de atender ninguna petición, correo o duda de algún cliente por más pequeña que sea. Estamos muy acostumbrados a tener un trato directo con la gente porque mi papá dice que los seguros son de personas; por eso no dejamos de estar presentes”.
