Roxana Vélez Pérez / Coordinadora editorial, Revista Siniestro
De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), un seguro es un contrato a través del cual el cliente se compromete a pagar una prima a cambio de que la aseguradora se obligue a pagar o compensar un monto determinado (suma asegurada) a él o a sus beneficiarios si ocurre un accidente o un evento inesperado. Para ello, todas las partes manifiestan la aceptación de sus responsabilidades mediante la firma de un documento (póliza): la aseguradora, que asume el riesgo; el contratante, quien compra el seguro, y el asegurado o beneficiario, quien recibe la indemnización al materializarse el siniestro.
La póliza está compuesta por la carátula; las condiciones generales, particulares y especiales, y los endosos. Los asegurados deben entender claramente este documento, que a menudo está cargado de términos legales y cláusulas específicas, ya que se trata de la columna vertebral de la protección financiera ante un imprevisto, pero muchos ni siquiera lo leen. Julio Villar, socio director de Alatorre Avendaño Recursos Corporativos (Aarco) Guadalajara, expresa: “La Comisión Nacional de Seguros y Fianzas regula nuestra operación y dice a las instituciones autorizadas para vender seguros las obligaciones que deben manifestar en las pólizas para que el cliente conozca qué está contratando. Lamentablemente tenemos la mala cultura de no leer”.
A lo largo de la póliza encontramos diversos puntos clave, como:
Descripción del seguro. Tipo de protección contratada (vida, auto u hogar, por ejemplo) y riesgos cubiertos.
Coberturas. Detalle de los eventos cubiertos y las condiciones.
Exclusiones. Casos y circunstancias no cubiertos por la póliza, es decir, los límites de la cobertura.
Suma asegurada. Monto máximo que la aseguradora pagará en caso de siniestro, de acuerdo con el tipo de seguro y las condiciones.
Primas y forma de pago. Detalle del costo del seguro (prima) y de cómo se realiza el pago (mensual o anual, por ejemplo).
Procedimiento en caso de siniestro. Pasos que el asegurado debe seguir una vez que se materializa el riesgo (cómo y a quién reportar, cuáles son los documentos requeridos, etcétera).
En las pólizas se especifican los derechos y las obligaciones de ambas partes, así que los expertos recomiendan leer atentamente los términos de la póliza para entender qué estamos adquiriendo y qué está incluido en la cobertura, de manera que evitemos los malentendidos y nos aseguremos de que recibiremos una protección efectiva en caso de siniestro. Si algo no nos queda claro, el agente debe resolver nuestras dudas, pues está capacitado y preparado para ello, como insinúa Villar al afirmar: “Es muy fácil acercarte a un agente porque, aparte de estar certificados, tenemos un reglamento que nos dice cómo te debemos asesorar para que se haga fácil el entendimiento y el uso de la póliza”. Por supuesto, contar con un agente no implica delegar en él la responsabilidad aludida por Mariano Tapia, socio director de Aarco Tampico, quien señala: “Como asegurados, debemos conocer los alcances de la cobertura y a qué tenemos derecho, para estar preparados antes del siniestro, pero normalmente empezamos a ver las condiciones hasta que este ocurre”. Recomendaciones para una cobertura satisfactoria
Si vamos a contratar un seguro, debemos hacerlo con un agente capacitado para explicar los términos y condiciones de la póliza, responder preguntas y aclarar dudas antes de firmar el contrato.
Antes de elegir una póliza, conozcamos las distintas opciones existentes en el mercado. Además del costo, comparemos las coberturas y condiciones que ofrece cada compañía.
Los ajustes en las condiciones del mercado y en las normativas legales modifican las pólizas, así que debemos mantenernos informados sobre cualquier cambio. Sabemos que resulta tedioso leer detenidamente la póliza, pero es esencial analizar cada cláusula y cada término para evitar futuras sorpresas desagradables. Recuerda que el mejor seguro cubre nuestras necesidades y se ajusta a nuestra capacidad económica.
