Entrevistamos a Humberto Riquelme, gerente de Suscripción de Reaseguro de Active Re, para que nos explicara cuál es el rol del reaseguro en la atención de siniestros catastróficos, es decir, de aquellos eventos que afectan muchas pólizas al mismo tiempo, como un terremoto, un avionazo o una inundación, o una sola póliza por una cantidad muy grande, como la explosión de una refinería. Aquí te compartimos todo lo que nos explicó.
El reaseguro opera detrás de las aseguradoras, brindándoles el respaldo financiero necesario para enfrentar sus obligaciones y permitiéndoles emitir un número grande de pólizas, lo cual sería imposible con su capital básico, ya que hay sumas aseguradas muy grandes. Una modalidad del reaseguro, la contractual, respalda a las aseguradoras con esquemas de exceso de pérdida para un riesgo o varios de una cartera homogénea –del mismo ramo o línea de ne- gocio, generalmente de Daños–, que es susceptible a un evento catastrófico.
En el reaseguro, el término cedente se refiere a la aseguradora que emite de forma directa las pólizas de seguro y, tras realizar el análisis técnico de la pérdida máxima probable (PML, por sus siglas en inglés) e identificar cuánta protección necesita, cede un porcentaje de sus riesgos a la reaseguradora. En promedio, una aseguradora retiene entre el 0.20% y el 0.60% del cúmulo de riesgos de su car- tera homogénea catastrófica. Para proteger su economía y fortalecerse, las reaseguradoras recurren a la dispersión y diversificación de riesgos a nivel mundial.
Las agencias calificadoras internacionales revisan y evalúan de forma constante la fortaleza financiera de las reaseguradoras. Las aseguradoras buscan transferir sus riesgos a aquellas con las mejores calificaciones para que su margen de solvencia no se vea afectado; sin embargo, como las mejor evaluadas cobran más, deben buscar un equilibrio entre la calificación y el costo, apoyándose de los intermediarios que monitorean las calificaciones de las reaseguradoras para ofrecer a sus clientes un abanico de opciones cuando llegue el momento de colocar un riesgo catastrófico.
Cabe aclarar que una calificación baja no implica que la reaseguradora no responderá ante un evento, sino que esta normalmente no lo hará tan rápido como una compañía con calificación alta –aunque en algunos casos resulta más ágil–, por lo que quizá no enviará el dinero a tiempo y afectará la calidad del servicio de la aseguradora que le haya transferido sus riesgos. También es importante mencionar que los siniestros catastróficos no se ajustan en poco tiempo, pues el proceso puede tardar varios años, ya que algunas pérdidas deben negociarse.
En los últimos años, se ha presentado una vasta cantidad de siniestros catastróficos en América Latina, relacionados sobre todo con los riesgos de la naturaleza. Entre los eventos más importantes está el huracán María, el cual afectó principalmente a Puerto Rico en 2017, cuyo mercado generó alrededor de 13 mil millones de dólares ese año. Aunque no se ha terminado de ajustar este siniestro, los aseguradores y reaseguradores han pagado cerca de 30 mil millones de dólares, es decir, casi la prima de tres años. Sin el reaseguro, las aseguradoras habrían desaparecido en ese país.
Otros eventos relevantes fueron el huracán Dorian (2019), que afectó varias naciones de Centroamérica no tanto por su fuerza, sino por las inundaciones, las lluvias y los derrumbes que provocó, dejando una pérdida de más de 15 mil millones de dólares; el terremoto de 2017 en México, que costó alrededor de mil 500 millones de dólares; las inundaciones en Brasil (2011) y Colombia (2017); los incendios forestales en Chile (2017) y México (2019), y el huracán Otis en México (2023), que dejó cerca de 2 mil 300 millones de dólares en pérdidas.
Actualmente, las reaseguradoras están aprendiendo a ayudar a las aseguradoras a cubrir los riesgos emergentes, de los cuales no existe experiencia o registros históricos suficientes. Entre estas amenazas están las pandemias y las relacionadas con el cambio climático, que afectan la producción y la vida de las personas. Para afrontarlas, los reaseguradores controlan sus gastos de operación, aumentan sus reservas y transfieren parte de sus riesgos a otros reaseguradores mediante un contrato de retrocesión.
Podemos estar tranquilos porque la industria del reaseguro es muy seria, pues está consciente de sus responsabilidades y no solo brinda respaldo financiero, sino también transmite conocimiento técnico, así que los mercados grandes están bien apalancados con sus reaseguradores. El error es muy raro a nivel mundial y en América Latina vamos por buen camino. Detrás de una aseguradora fuerte está una excelente reaseguradora.
