Gastos medicos y de salud

Hablemos de epigenética

Dra. María de los Ángeles Yáñez / Departamento de Actuaría y Seguros, ITAM yanez@itam.mx

La genética estudia la herencia, esencialmente a través del ácido desoxirribonucleico (ADN), molécula que contiene la información genética. A raíz del Proyecto del Genoma Humano se sabe que nuestro ADN está envuelto por proteínas (histonas) rodeadas de compuestos químicos que constituyen el epigenoma.

El epigenoma reacciona a los estímulos del mundo exterior activando y desactivando los genes, lo cual ocasiona un cambio en el fenotipo, es decir, una expresión totalmente diferente del genotipo, sin cambiar el código genético. La epigenética estudia la forma en que los factores externos e internos influyen en cómo se expresan los genes.

Debido al epigenoma, podemos tener genes que nos predispongan a ciertos padecimientos, pero que no necesariamente se expresen a lo largo de nuestra vida, ya que el epigenoma entra en juego al colocar “marcas” sobre el ADN para que ciertos genes se activen o no.

Algunas marcas epigenéticas se transmiten de una generación a otra. Algunos estudios revelan que las hambrunas vividas por los antepasados podrían influir en epigenoma. La buena noticia es que dichas marcas no son permanentes y cambian a lo largo de la vida debido a la plasticidad epigenética.


Las alteraciones epigenéticas contribuyen al desarrollo de enfermedades como la diabetes, la obesidad y los trastornos mentales. La literatura señala que el epigenoma puede silenciar algunos genes que suprimen tumores y originar con ello algunos tipos de cáncer. Hay investigaciones muy recientes cuyo objetivo es reprogramar las marcas epigenéticas para coadyuvar en el tratamiento de enfermedades, reactivando los genes que nos benefician y desactivando los que nos perjudican.

El envejecimiento está fuertemente correlacionado con la epigenética. Los cambios acumulativos en las mar- cas epigenéticas pueden influir en el deterioro físico y cognitivo, acelerando o ralentizando el proceso de envejecimiento Todo lo que hacemos, comemos, pensamos, respiramos y sentimos nos afecta a nivel epigenético. Muchas marcas en el epigenoma se generan por el estilo de vida. Evidentemente, la alimentación, la actividad física, el estrés crónico, la interpretación del mundo y la exposición a toxinas, como el humo del cigarro y la contaminación ambiental, son factores que influyen en el epigenoma.

Es importante entender que, si bien los genes nos dan las bases o instrucciones para la operación de nuestro cuerpo, nuestras decisiones diarias tienen un impacto relevante en nuestra salud. Para saber más, les recomiendo leer Epigenetics: How environment shapes our genes de Richard C. Francis.

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