Laura Edith Islas Yáñez / Directora general, Revista Siniestro
En entrevista, el Dr. Bradley T. Lembcke, presidente del Baylor St. Luke’s Medical Center, nos confesó que en el hospital se sienten muy orgullosos de realizar el primer trasplante de corazón artificial total (TAH) de BiVACOR, pues este logro representa un gran avance e involucra el trabajo de muchas personas; sin embargo, dio a entender que hace falta al menos una década de práctica e investigación para pulir este procedimiento.
De acuerdo con el Dr. Bradley, en la actualidad, el TAH de BiVACOR puede enfrentar dificultades técnicas al ser colocado, por lo cual es posible no extraer el corazón dañado y no insertar el reemplazo en los tiempos adecuados. Además, existe el riesgo de que el cuerpo del paciente rechace el dispositivo o presente a largo plazo una disfunción cardiaca o un tipo de cáncer, como el de piel. También hay riesgos colaterales por los medicamentos.
Podemos esperar una evolución positiva del TAH de BiVACOR. La FDA debe reevaluar el dispositivo, los expertos de Baylor deben ejecutar nuevas pruebas y el Dr. Bradley quiere que la carga del TAH sea tan sencilla como la de un celular. Así pues, vendrán cambios que optimizarán el corazón artificial. Se espera que las pruebas y la comercialización corran en paralelo a más tardar en diez años, tras lo cual vendrán más ajustes, pues es lo usual con todo aparato.
Entre los mayores desafíos que ha enfrentado el TAH de BiVACOR están conseguir la aprobación de la FDA para realizar las pruebas en animales, entrenar al personal para brindar los cuidados adecuados al paciente y culminar con éxito el primer procedimiento en humanos, para lo cual se ha vigilado, por ejemplo, la hidratación y la presión arterial del receptor. Además, al tratarse de una novedad médica en desarrollo, su costo aún es muy elevado y supera los cientos de miles de dólares. Cuando se pretende reemplazar un órgano dañado con el funcional de otra persona, conocer la genética es sencillo, pero encontrar al donante compatible no, por lo cual, dependiendo de sus características, el paciente puede estar en la lista de espera por mucho tiempo. De aquí que el TAH de BiVACOR sea tan relevante. Las cinco personas que han recibido este corazón artificial –dos de ellas en Baylor– siguen sometiéndose a pruebas para evaluar la efectividad del proceso.
