Raúl Carlón Campillo / Director general, Tranquilidad y Proyección tranquilidadyproyeccion@gmail.com
Como es tradicional, las referencias de lo que nos dejó el año que terminó se leerán en los reportes, las estadísticas y las evaluaciones numéricas del dinero captado en primas y pagado en siniestros. La interpretación de las cifras resaltará la solvencia de un sector que se ubica en los primeros tres lugares de quienes invierten en papel gubernamental y que aglutina cientos de instituciones –entre aseguradoras, reaseguradoras, mutualidades y órganos gubernamentales regulatorios– y organismos de representación de instituciones, intermediarios, profesionales y proveedores. Sin embargo, las cifras de lo alcanzado no matizan la brecha de aseguramiento reconocida por el propio sector en voz de directivos y autoridades y agravada por una actitud indolente de la población que, a pesar de haber sufrido pérdidas materiales o humanas, mantiene la perniciosa práctica de no asegurarse, argumentando la falta de dinero y los costos inalcanzables de los productos y contratos de seguros, lo que evidencia que los microseguros y los productos estandarizados no han tenido la penetración deseada en amplios segmentos de la población.
Los canales de distribución del seguro juegan un papel importante en la estrategia de colocación, pero se quedan cortos en la de culturización, la cual es necesaria para impulsar a las personas o familias a asegurarse. Tener coberturas disponibles en las plataformas digitales, las aplicaciones bancarias y los demás canales virtuales y en las plataformas presenciales con más de ochenta mil asesores matriculados por la CNSF y un número desconocido de quienes operan sin autorización sigue siendo insuficiente e inadecuado para generar una cultura de previsión.
Si la discreta penetración del seguro se centra inicialmente en la falta de cultura de previsión de la población, es impostergable la implementación de estrategias sectoriales para desarrollarla, lo cual se debe hacer sin perder la genuina práctica de condecorar de forma institucional e individual a los intermediarios destacados por su actividad comercial. El surgimiento de mentores del seguro puede ser una solución al problema y representar el nacimiento de una figura centrada en promover la cultura de previsión con un perfil y unas competencias más docentes que comerciales.
¿Qué haremos como sector, no como aseguradora o asociación, para transmitir la consciencia de la importancia del seguro a la ciudadanía? Los esfuerzos aislados son loables, pero insuficientes en un país con casi la mitad de su territorio en zonas de riesgo catastrófico, con una población vulnerable a la desbordada delincuencia organizada y víctima de prácticas temerarias contra su salud física y psicológica y con una escalada sin control en los costos de la atención médica privada y de las refacciones vehiculares.
La suma de estos factores presiona al sector asegurador a confeccionar productos asequibles e incrementar de forma sustancial la mutualidad asegurada, lo que indefectiblemente conduce a hacer financieramente inaccesible el seguro médico y el vehicular, dos de los productos más afectados. ¿Podremos desarrollar mentores de seguros, además de intermediarios certificados?
