Sector Asegurador

La gestión de riesgos y la continuidad del negocio

Adrián Palacios Ramírez / Reportero, Revista Siniestro

La gestión de riesgos y la continuidad empresarial son dos principios esenciales para asegurar que una compañía pueda gestionar las incertidumbres, reducir las amenazas y mantener una operación eficaz a largo plazo, incluso ante sucesos desfavorables. Para brindarte un panorama de la gestión de riesgos y comunicarte los puntos clave que no debes descuidar, entrevistamos a Carlos Zamudio Sosa, experto en Daños y director de Reclamaciones en México Claims and Risk Management.

Para tener una gestión de riesgos correcta, se requiere una alta gerencia y un alto enfoque en el control de peligros, pero Carlos Zamudio nos comentó que lamentablemente hace mucha falta una adecuada sensibilidad al peligro que se corre en las actividades diarias. En el trabajo, una situación o un ambiente que no cumple con los requisitos o las normas mínimas de calidad, seguridad, funcionalidad o desempeño (condición subestándar) es un riesgo para las personas, los bienes y la operación de la empresa, pues puede desencadenar un incidente laboral o daños a un tercero.

Una empresa sin conciencia del peligro no aplicará las medidas de atenuación del mismo, pero una que sí tenga sensibilidad al peligro seleccionará una estrategia de las 4T en la gestión de riesgos, las cuales son un conjunto de formas de tratar los peligros de acuerdo con su repercusión y probabilidad y con el entorno de la organización. Según el tipo de riesgo y los recursos existentes, una compañía seleccionará una de estas tácticas para manejar el problema de forma eficaz:

• Tolerar. En ciertas situaciones, una entidad asume un riesgo sin implementar acciones extra para disminuirlo o trasladarlo porque su efecto posible es mínimo o porque los gastos para reducirlo superan los beneficios.

• Tratar. La implementación de medidas para disminuir la posibilidad o el efecto de un peligro puede abarcar controles preventivos, políticas innovadoras y optimización de procesos.

• Transferir. Trasladar el efecto del riesgo a otra entidad a través de, por ejemplo, un seguro permite que la entidad no se haga cargo sola de las repercusiones del riesgo, ya que lo comparte.

• Terminar. Implica reconocer y monitorear el riesgo, aceptando que no siempre se puede reducir o transferir por completo. La organización mantiene el riesgo bajo observación constante y realiza ajustes según sea necesario.

Aunque hay diversas formas de tratar los riesgos, existe un tema que queda en el olvido: el mantenimiento o, como dijo Carlos Zamudio, “la insuficiencia del mantenimiento”. El empresario da un mantenimiento correctivo (“si falla, lo arreglo”), pero no aplica uno preventivo para conocer qué cosas podrían provocar un problema y para anticipar una situación adversa. Como el mantenimiento preventivo a un cableado eléctrico no garantiza la ausencia de un cortocircuito, debemos considerar el mantenimiento predictivo, que consiste en conocer la vida útil del equipo u objeto para programar la operación y erradicar o atender un posible riesgo. De esta manera cambiamos nuestra mentalidad y conocemos no solo los mecanismos para mitigar un riesgo, sino también la forma de prevenirlos y predecirlos, lo cual fortalece la continuidad del negocio para que este opere y brinde sus servicios antes, durante y después de un evento disruptivo.

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