Roxana Vélez Pérez / Coordinadora editorial, Revista Siniestro
Pamela Alfaro es consejera en Grupo KC y agente de seguros desde hace más de veinte años; tiene una promotoría, Taiico Life Advisors, y sabe que es importante ayudar a la familia, los amigos y las demás personas para que estén protegidos. En esta ocasión, ella nos habló del siniestro del esposo de quien es su mejor amiga desde la prepa y ha sido como su hermana. Las dos han estado juntas siempre en las buenas y las malas, lo cual ocurre también en este caso. En 2014, el cliente adquirió una póliza de GMM con la suma asegurada más alta, 26 mil unidades de medida de actualización mensual (umam) equivalentes a más de 80 millones de pesos (mdp), y con un deducible de 100 mil pesos porque quería reservarlo para situaciones catastróficas y podía cubrir con su esposa los gastos menores a 100 mil pesos.
En diciembre de 2023 Pamela recibió la llamada de su amiga y, tras saludarla y preguntarle cómo estaba, supo que no se encontraba bien, pues ella respondió: “Mal. Mi esposo está hospitalizado, tuvo un accidente. No sé qué pasó”.
El asegurado se accidentó frente a un hospital privado de la red a la que tenía derecho, pero la ambulancia lo llevó a uno de menor categoría que se encontraba muy lejos del lugar del siniestro. Como él tenía el seguro de GMM, se gestionó su ingreso a un hospital de la red cercano a su domicilio, así que la institución envió al jefe de Terapia Intensiva para trasladarlo.
Debido al accidente se fracturó el cráneo y el cerebro se inflamó demasiado, por lo cual le retiraron la parte afectada, permaneció en coma inducido y estuvo en Terapia Intensiva. Su estado de salud ha experimentado altas y bajas tan importantes que incluso ha estado en riesgo de perder la vida. Aunque pudo regresar a su casa durante un par de meses para continuar con su recuperación, una recaída lo llevó de nuevo al hospital.
Debido a la condición de él, quien es el principal proveedor económico familiar, y a que la pareja tiene una hija de diez años, un notario fue al hospital para gestionar un poder que permita a la esposa tener acceso a las cuentas bancarias, administrar el dinero, cancelar el celular y vender el auto. Pamela apoyó a su amiga para hacer uso del seguro de invalidez de la hipoteca de su casa, que tenía dos coberturas: incapacidad permanente parcial e incapacidad total y permanente. Gracias a ello, el seguro liquidó el inmueble, lo cual le dio un respiro a la familia porque tiene un hogar propio donde vivir.
Hasta el momento este siniestro ha costado 25 mdp, cantidad que abarca el costo de la Terapia Intensiva y los reembolsos. Pamela y su amiga saben que la recuperación tardará y temen que la suma asegurada se agote. Esta preocupación es genuina, aunque la familia tenía unas finanzas sanas que le permitían viajar continuamente al extranjero, un fondo de emergencia en efectivo y dos seguros, uno de GMM y otro de vida.
Este evento ha sido muy estresante para la familia del asegurado y para Pamela en su calidad de agente y amiga, pues hay cosas que van más allá de la póliza, como la salud de la niña que se ha visto afectada, la posibilidad de cambiar de escuela a la pequeña y la necesidad de pagar tanto el seguro como los gastos del hogar. Sin embargo, el estrés sería mucho mayor sin una póliza y sin una aseguradora que diera el seguimiento correspondiente a este caso.
