Jesús Hernández Camacho / CEO, WeeCompany / Presidente, Asociación HealthTech México
En recientes fechas tuvimos la oportunidad de ser invitados a un foro abierto por el diputado Jericó Abramo de la bancada del PRI. Él presentó una iniciativa para regular y topar los precios del sector asegurador, particularmente del ramo de gastos médicos.
En el foro se escucharon las voces de los usuarios, los agentes, los proveedores de salud y las aseguradoras. Cada uno de ellos expresó su legítimo interés en el ciclo de vida de una póliza. Los usuarios manifestaron que es inviable el ajuste anual de las primas, el cual en algunos casos alcanza el 60% por la inflación médica y el diseño de los productos que suelen tarificarse por quinquenios —cada cinco años el brinco al siguiente escalón es muy importante—; los proveedores expresaron su derecho a cobrar hasta 600 mil pesos por una intervención médica, aludiendo a su inversión constante en su capacitación; los agentes comentaron que cada vez es más difícil mantener la cartera de gastos médicos, y las aseguradoras evidenciaron que los números no están bien y que 2024 fue uno de los peores años en cuanto a resultados en dicho ramo.
Si la suma de todos los esfuerzos da cero, ¿por qué sigue existiendo esta industria? No exagero al decir que algunas aseguradoras están analizando si continúan o no con la operación de gastos médicos, sobre todo por los resultados financieros obtenidos en los últimos años y por la perspectiva de que cada año la inflación médica aumenta un 14%. Por un lado, los precios de los nuevos fármacos son excesivamente altos; por el otro, no han ingresado nuevos asegurados “sanos” a las mutualidades administradas por las aseguradoras, en las cuales los sanos pagan por la salud de quienes están enfermos. Al no entrar nuevos asegurados sanos a las mutualidades, estas se llenan de poblaciones con riesgos altos, y al aumentar el costo de la materia prima o el producto primario, el precio del producto final se eleva.
Si la iniciativa del diputado Abramo prospera, se convertiría en el tiro de gracia para los productos de gastos médicos, ocasionando su colapso, pues topar el ajuste máximo del precio de la prima a un 5% más inflación podría ser insuficiente para enfrentar los costos de la inflación médica que no cede.
En otras latitudes, los gobiernos han intentado regular los costos y el incremento de las primas. En California, Estados Unidos, el gobierno decidió regular y topar los precios de los seguros para viviendas, así que muchas aseguradoras decidieron no operar más y no vender pólizas en ese estado, por lo cual la población enfrentó en este año uno de los peores siniestros de Daños, los incendios forestales, con la menor cantidad de coberturas. Pensemos en este ejemplo y recordemos el refrán “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
Es fundamental que abramos la discusión y que, como sector, los hospitales, las aseguradoras, los médicos y los agentes analicemos las propuestas de mejora sin señalar a un solo responsable de esta situación que amenaza la existencia y continuidad del seguro de gastos médicos.
