Dra. María de los Ángeles Yáñez Acosta / Directora de la Maestría en Ciencia de Riesgo, ITAM yanez@itam.mx
Los efectos del cambio climático son evidentes. El incremento promedio de la temperatura del planeta sigue por debajo de 1.5 °C, pero este promedio tiene una amplia desviación estándar, porque el clima afecta de manera heterogénea a las comunidades del mundo. Cuando hablamos de adaptación al cambio climático nos referimos a los ajustes que se realizan en los sistemas naturales, humanos y económicos para reducir los daños potenciales de dicho cambio y, en su caso, aprovechar las oportunidades.
En 2022, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estimó que existía una brecha de 187 billones de dólares entre las necesidades de adaptación y el fondeo de estas. Como las poblaciones más pobres y vulnerables son las más afectadas, las finan- zas adaptativas deben orientarse hacia la justicia y equidad de género y la inclusión social.
La adaptación tiene un enfoque proactivo, no reactivo ni pasivo.
En la literatura encontramos evidencia de los beneficios de la adaptación: Un estudio de Sulser et al. (2021) señala que la inversión anual de 16 mil millones de dólares en agricultura evitaría que 78 millones de personas sufrieran hambre por el cambio climático. La ONU señala que, si se invierten mil millones de dólares en adaptación contra inundaciones costeras, se pueden reducir los daños en 14 mil millones de dólares.
En materia de agricultura, usar semillas resistentes a la sequía o el calor y la diversificación de cultivos, se traduce en mayor seguridad alimentaria, reducción de pérdidas económicas y resiliencia a eventos extremos. En la gestión del agua, fomentar mecanismos de captación de agua de lluvia, reutilizar aguas grises y proteger cuencas hidrográficas, mitiga el riesgo de escasez de agua en épocas de sequía y reduce la probabilidad de conflictos por recursos hídricos. Implementar alertas tempranas de olas de calor y las campañas de prevención de enfermedades inciden en una menor mortalidad y morbilidad por el cambio climático.
La adaptación al cambio climático es una necesidad que demanda acción coordinada, visión estratégica, esfuerzos educativos, cambios conductuales y finanzas adaptativas con enfoque de equidad, para construir sociedades más resilientes y sostenibles.
