Dra. María de los Ángeles Yáñez Acosta / Directora de la Maestría en Ciencia de Riesgo, ITAM yanez@itam.mx
Jonathan Haidt, en su libro La generación ansiosa, señala que, como sociedad, hemos cometido dos errores fundamentales con las nuevas generaciones: 1) sobreproteger a los niños en el mundo real y 2) infraprotegerlos en línea. El autor sostiene que la sobreexposición a la información y las redes sociales en tiempo real ha generado jóvenes que restaron tiempo y esfuerzo al mundo físico para invertirlo en el virtual, lo que conlleva un incremento en las interacciones sociales, aunque de baja calidad. Desde el ángulo de la salud mental esta situación genera soledad y pérdida tanto de valores como de principios morales vinculantes. Paradójicamente pareciera que estar “tan conectados” hace que los niños y adolescentes se sientan más solos y se sometan a una variabilidad constante cuando lo que más necesitan es un entorno estable. El psicólogo Emile Durkheim puntualiza que esta situación engendra desesperación, depresión, ansiedad e incluso suicidio.
¿Qué tan amplia es la exposición a este riesgo de patologías de salud mental en niños y adolescentes? Para responder esta pregunta podemos recurrir a los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en Hogares (ENDUTIH) 2024. La encuesta permite constatar que de 2015 a 2024 el uso de internet se ha incrementado constantemente, alcanzando un nivel mayor al 80 % entre los encuestados. La muestra levantada es representativa de 98.5 millones de personas, 10 % de las cuales son niños de entre 6 y 11 años de edad con acceso a internet y 12 % son adolescentes de entre 12 y 17 años con acceso a internet.
Podríamos preguntarnos si existen diferencias en la exposición a internet por estrato socioeconómico. Para responder a esta interrogante usaremos la información de los usuarios de internet, independientemente del medio para acceder. Del total de usuarios de internet, el 62 % pertenece a los niveles socioeconómicos bajo y medio bajo, de estos el 25.9 % son niños y adolescentes. Del 38 % de las personas usuarias de internet en niveles alto y medio alto, el 17.8 % son niños y adolescentes.
La ENDUTIH nos revela que esta exposición de nuestros jóvenes tiene una tendencia creciente y un impacto social ante la posibilidad de que el uso de internet para redes sociales y contenidos no aptos repercuta en su salud mental. Es muy difícil hablar de reducir el uso de internet en niños y adolescentes, principalmente porque esta herramienta forma parte de la nueva dinámica social y porque las redes son parte de ella; no obstante, es imperativo buscar lineamientos que impulsen un mejor uso de esta tecnología.Es fundamental el cambio de comportamiento, ¿ustedes qué opinan?
