Big data y analítica predictiva multirriesgo
Lyndsay Garnica
Los riesgos actuales no reconocen fronteras ni límites tradicionales. Los huracanes que intensifican su fuerza en cuestión de horas, los incendios forestales que arrasan regiones enteras, los ciberataques que paralizan los servicios críticos de salud, transporte o energía y los conflictos geopolíticos que interrumpen las cadenas de suministro globales son solo algunas de las amenazas que marcan nuestra era. En este contexto de interdependencia y complejidad, el big data y la analítica predictiva multirriesgo emergen como herramientas fundamentales no solo para la reducción del riesgo de desastres (RRD) y la protección civil, sino también para la transformación de la gestión de siniestros y reclamos complejos en el sector asegurador.
De los datos dispersos al conocimiento procesable
La capacidad de integrar fuentes heterogéneas de información es quizá la mayor fortaleza del big data. Los datos satelitales en tiempo real, los registros de transporte marítimo y aéreo, el monitoreo sísmico, los sensores climáticos distribuidos en miles de puntos, las bases judiciales y los reportes forenses se combinan en modelos predictivos que permiten anticipar escenarios antes inimaginables. Ya no se trata de reaccionar, sino de adelantarse a los riesgos. La clave radica en medir las vulnerabilidades, anticipar los daños y generar planes de respuesta con una precisión que hace apenas una década resultaba inalcanzable.
Esta transición del dato aislado al conocimiento procesable tiene un impacto directo en dos mundos que, aunque distintos, comparten un objetivo: minimizar las pérdidas humanas, económicas y sociales. El asegurador busca gestionar mejor sus reservas y responder con eficiencia a los reclamos masivos, mientras que la protección civil busca salvar vidas, reducir daños y proteger comunidades enteras.
Ejemplos de aplicación conjunta
Los escenarios de aplicación son múltiples y cada vez más sofisticados:
• Fenómenos hidrometeorológicos. Los algoritmos predictivos permiten calcular con mayor exactitud la trayectoria e intensidad de los huracanes, las lluvias extremas y las sequías prolongadas. Con ello, las autoridades pueden activar planes de evacuación con antelación, mientras que las aseguradoras afinan sus estimaciones de pérdidas y definen las reservas técnicas de manera ágil.
• Infraestructura crítica. La energía, el transporte, el agua y las telecomunicaciones conforman la columna vertebral de la resiliencia social. La analítica predictiva identifica los patrones de falla, las vulnerabilidades estructurales y los puntos de mayor exposición, permitiendo desde la prevención de catástrofes hasta la preparación de mecanismos de indemnización más realistas y oportunos.
• Siniestros industriales. Las plantas químicas, las refinerías y los centros logísticos se benefician de modelos que cruzan la información de los ciclos de mantenimiento, el histórico de incidentes y las variables ambientales. Con ello, se anticipa la probabilidad de explosiones, incendios o derrames y se diseñan estrategias tanto de mitigación como de gestión de siniestros de alto impacto.
Estos escenarios demuestran que la frontera entre lo que interesa a la protección civil y lo que importa al sector asegurador es difusa. Ambos actores utilizan los mismos insumos, aunque con objetivos complementarios. Beneficios tangibles en la gestión de siniestros En el ámbito asegurador, la analítica multirriesgo ofrece beneficios evidentes. La optimización de reservas reduce las incertidumbres financieras y permite enfrentar las catástrofes con mayor solvencia. La gestión eficiente de reclamos complejos mejora la coordinación entre los ajustadores, los abogados y los reaseguradores. Finalmente, la retroalimentación al área de Suscripción cierra el ciclo, pues permite ajustar las condiciones y las primas conforme a la evidencia acumulada.
En paralelo, las instituciones de protección civil se benefician de dicha analítica al disponer de información procesable en tiempo real para desplegar recursos, coordinar evacuaciones y diseñar campañas de prevención que impacten directamente en la resiliencia comunitaria. La tecnología no sustituye la experiencia humana, pero la potencia y la orienta hacia decisiones más rápidas y fundamentadas.
El reto de la colaboración interinstitucional
El gran desafío no es tecnológico, sino cultural e institucional. La riqueza de los modelos predictivos depende de la calidad y diversidad de los datos. Sin embargo, persiste la resistencia a compartir información por, entre otras razones, la competencia, la desconfianza o la falta de marcos legales claros. Por tanto, superar estas barreras exige mecanismos de colaboración público-privada basados en la ética, la transparencia y el cumplimiento normativo. Las aseguradoras y las reaseguradoras deben abrirse al diálogo con los organismos de protección civil, los centros de investigación y las autoridades, mientras que los gobiernos tienen la responsabilidad de garantizar que el intercambio de in- formación respete la privacidad y la seguridad nacional.
Del dato a la acción conjunta
El mensaje es contundente: el big data no reemplaza la experiencia del especialista en siniestros ni del profesional en gestión de emergencias, sino amplifica la capacidad de anticipación, análisis y respuesta de estos. La convergencia de ambos mundos —el asegurador y el de la protección civil— crea un espacio de cooperación estratégica donde el objetivo común es reducir el impacto de los desastres en la sociedad.
En un mundo donde las amenazas tienen múltiples causas simultáneas —naturales, tecnológicas, geopolíticas y sociales—, reaccionar no basta. Se requiere anticipar, preparar y actuar de manera coordinada. El futuro de la resiliencia depende de nuestra capacidad colectiva para transformar los datos en conocimiento y este en acción.
La colaboración interinstitucional y público-privada no es una opción, sino una condición para la supervivencia y la adaptación. La tecnología está disponible, pero el gran desafío es aprovecharla con una visión compartida y un compromiso ético.
