Agente, Sector Asegurador

Proyecto Mujer

Dolores Hernández

Hace 37 años ella era un ama de casa que se quedó a cargo de sus tres hijos pequeños. Dado que su trabajo en gobierno la absorbía al 100 %, decidió buscar una opción para generar más ingresos y tener más tiempo para sus hijos. En el área administrativa donde trabajaba, tuvo su primer contacto con los seguros y conoció a un promotor que la invitó a una reunión de la Amasfac, a la cual llegó en taxi. Al ver a los agentes con teléfono celular, que en aquel tiempo era carísimo, y con auto, nuestra entrevistada se dijo “¡esto les deja!”, así que quiso conocer más de su labor y se dio cuenta de que la carrera de agente de seguros era para ella y para gente que, además de tener grandes necesidades y querer salir adelante, tiene ganas de destacar. Dolores tomó el curso para presentar el examen y obtener la cédula. Aprobó en el segundo intento, pero el primer año representó un gran reto, ya que no vendió nada a pesar de que había llamado a todos los referidos de su lista, por lo cual pensó que no podría y estuvo a punto de tirar la toalla. Hubo quien intentó desanimarla diciéndole que se olvidara de los seguros porque ya había muchos agentes y nadie compraba, pero las palabras de su promotor la convencieron de seguir: “Todo lo que debías hacer ya lo hiciste. Estás a la mitad del río, así que te falta una mitad para cosechar el trabajo. Nadarás lo mismo para llegar a la orilla que para regresarte. Tienes madera. Esas semillas que dejaste en el camino germinarán y no estarás ahí para recibir el ‘sí’ porque habrás trabajado y abonado el camino para otra persona”. Esas palabras despertaron su orgullo y la llevaron a ponerse un plazo de tres meses para lograr la meta.

Nuestra entrevistada visitó a dos personas referidas de su hermana y vendió su primera póliza importante a una de ellas, que quería asegurar la educación de sus hijos porque acababa de enviudar y que le dio los datos de tres personas más. Con estos cinco clientes, Dolores armó la cartera por la que recibió una comisión y un bono. En seis meses, ella ganó la Convención de Noveles, lo cual fue el paso definitivo que la convenció de construir una carrera en esta industria.

Para Dolores la persistencia y la fe son importantes. Aunque tuvo la oportunidad de regresar a su anterior trabajo, no lo hizo. Gracias a su dedicación, pudo pagar los estudios universitarios de sus hijos, quienes ya han formado sus propias familias y trabajan con ella en el sector y en otras empresas de la familia. Por ello, comenta: “Esta carrera es lo mejor que me ha pasado en la vida, pues me dio la oportunidad de ser una mamá presente y de formar una familia de unidad, amor, respeto y sociedad. Soy muy afortunada y una enamorada de la industria, de mi trabajo. Me apasiona ayudar a las familias y generar en ellas la consciencia de tener un respaldo financiero”.

Lolys, quien es socia directora de AARCO desde hace doce años, empresaria con una cartera propia, directora del Distrito Sureste de la Amasfac y presidenta del Consejo Coordinador Empresarial de su natal Tabasco, dice a las nuevas generaciones: “Tengan una meta, un sueño. No permitan que nadie les diga que no se puede, porque cuando amas lo que haces esto deja de ser un trabajo y se convierte en una pasión”.

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