Raúl Carlón Campillo Director general, Tranquilidad y Proyección tranquilidadyproyeccion@gmail.com
Aunque parezca un contrasentido, usualmente las cosas pequeñas, singulares y discretas suelen convertirse en grandes cuando se comprende la causa que sustenta la decisión de tenerlas. Algunos ejemplos son el cinturón de seguridad de un auto, el seguro de puertas y ventanas para niños, el pasador de seguridad de una puerta en casa o la válvula de seguridad de una tubería de gas. En cualquiera de estos casos, el aditamento resulta minúsculo en tamaño, pero enorme en beneficio cuando se usa de forma adecuada. La reflexión anterior viene a cuento en virtud de la inauguración del Museo CUSE, mejor conocido como Museo del Seguro, ocurrida el 19 de junio. El espacio donde se instaló este recinto resulta suficiente para ilustrar los beneficios del seguro y las aportaciones que el sector asegurador ha dado a la humanidad desde que fue ideado, implementado y gestionado por las civilizaciones pasadas. Es evidente que el espacio podría ser mayor, pero la sobriedad del diseño del Museo CUSE satisface la necesidad de exponer lo que ha representado el sector asegurador para México y el mundo.
Una póliza es solo un juego de documentos, hoy electrónicos, que podría imprimirse y guardarse en un minúsculo espacio. Es solo un contrato mientras el riesgo amparado no se manifiesta, pero al ocurrir este el montón de papeles se convierte en un capital que mitiga las pérdidas, permitiendo reparar o reponer un bien, cubrir el importe de una atención médica millonaria o sustituir al proveedor económico de una familia cuando su existencia llega a su fin.
En este negocio no se precisa de grandes bodegas para guardar los contratos ni de enormes espacios para exhibir el significado de un sector bicentenario que suma más de un centenar de aseguradoras, más de setenta mil intermediarios y media docena de órganos regulatorios y legales, que, en su conjunto, han pagado millones de siniestros a lo largo de su historia. El Museo CUSE es un espacio pequeño como la póliza, pero ofrece enormes beneficios como ese documento que convierte el papel y la tinta en capital, tranquilidad y soluciones.
Visitarlo y promoverlo entre la población son dos pequeñas acciones que quienes integramos el sector asegurador podemos implementar para convertir las necesidades en contratos y las pérdidas en indemnizaciones para quien decida quitárselas de encima antes de que ocurran.
Una pequeña acción tiene el potencial de generar un enorme beneficio.
