Ajustadores, Sector Asegurador

A dos años de Otis, ¿cómo vamos?

Roxana Vélez Pérez / Coordinadora editorial, Revista Siniestro

La noche del 24 de octubre de 2023 y lo que sucedió después permanecerán en la memoria de los mexicanos, especialmente de los habitantes de Acapulco, quienes sufrieron el embate del huracán Otis, evento que hasta hoy ocupa el tercer lugar en la lista de los siniestros más caros para las aseguradoras en México. Platicamos con el licenciado Alfredo Morales, presidente de la Asociación Mexicana de Ajustadores de Seguros (Amasac), para saber cómo se encuentra el puerto.

Él dijo que en Acapulco hay dos realidades: por un lado, el área turística y glamorosa; por el otro, la parte humilde con condiciones de vida precarias y una infraestructura mal planeada —‍cuando llueve, el agua baja de los cerros y los colectores se colapsan‍—, donde la mayoría de las zonas habitacionales no estaban aseguradas y las que sí tenían un seguro estaban infraseguradas. Desafortunadamente lo poco que se había restaurado tras el paso de Otis fue afectado por las lluvias ocasionadas por John.

Antes de Otis había 658 hoteles, de los cuales solo 106 estaban asegurados. Tras dos años, aquellos que estaban asegurados fueron cubiertos sin problema, pero no en su totalidad porque muchos tenían sumas aseguradas por debajo del valor real del bien asegurado (infraseguro).

Alfredo destacó que los hoteleros de la zona realizaron grandes inversiones para reparar sus propiedades y dejarlas en mejores condiciones. Varios hoteles asegurados incrementaron su categoría y otros cambiaron de nombre, aunque no de propietario; otros que no estaban asegurados o no tenían un seguro adecuado tuvieron que cambiar de giro y se convirtieron en condominios.

En la Zona Dorada y en la Zona Diamante hay grandes diferencias con respecto a la construcción de los inmuebles. En la Zona Dorada hay hoteles que se construyeron en los años cincuenta, cuyas construcciones macizas fueron las menos afectadas y solo sufrieron daños aparentes. En la Zona Diamante, la estructura de las construcciones no sufrió daños, pero los acabados sí, pues había paredes de Tablaroca, ventanas no aptas para huracanes y muy pocas cortinas ciclónicas.

En la Zona Diamante no hay mucho avance, pues casi no hay hoteles reparados y varios condominios no han iniciado las tareas de reconstrucción porque la mayoría de ellos no estaban asegurados. Algunos condominios que se encuentran en la orilla de la playa ya están reparados y están en uso desde hace más de un año, porque sí estaban asegurados, aunque los condóminos tuvieron que costear una parte de las obras.

Entre la población afectada por el desempleo están los pescadores, quienes no estaban asegurados, perdieron el 50 % de sus embarcaciones y carecen de los recursos económicos para sacarlas del fondo del mar, porque el costo del rescate es muy alto (100 mil pesos), o para sustituirlas, porque el precio de una nueva embarcación es 150 mil pesos. De manera similar, los restaurantes pequeños que se ubicaban en la orilla de la playa no han sido reparados por razones económicas y por la erosión costera.

A diferencia de un sismo, un huracán sí se puede predecir. Por ello, nuestro entrevistado concluye: “La población debe cubrirse con pólizas que amparen los bienes a riesgo y los destructibles; los agentes de seguros deben poner atención a esa situación y ser más proactivos en la venta, y las aseguradoras deben mejorar los productos que están ofreciendo a los clientes, para protegerlos más y tener un mercado asegurado mucho mayor que el existente cuando llegó Otis. No hemos terminado de aprender las lecciones dejadas por el huracán, las cuales debemos poner en práctica. Necesitamos reflexionar en lo que no hemos hecho y unir fuerzas para dar una oferta mejor en seguros y para lograr que la población civil cree conciencia sobre la relevancia de comprar un seguro bajo condiciones adecuadas”.

Mejores condiciones para los asegurados

• Diseñar productos más accesibles, cuyas sumas aseguradas sean adecuadas.
• Asegurar de manera apropiada los bienes a la intemperie.

• Ofrecer la remoción de escombros como una cobertura adicional con una prima especial y una suma asegurada mayor e independiente de la suma principal.
• Realizar inspecciones para calcular el valor a riesgo de los inmuebles y asegurar estos a valor de reposición, lo cual permitiría tener una mayor recuperación en caso de siniestro.

• Explicar a los clientes condóminos el alcance de sus coberturas.
• Al renovar pólizas, identificar los errores y sugerir los cambios necesarios tanto en las sumas aseguradas como en las coberturas, para mejorar la protección.

• Trabajar de común acuerdo con los ajustadores y los agentes para que las deficiencias o carencias identificadas en las pólizas permitan a las compañías mejorar sus productos.

Es importante destacar que la oferta del mercado asegurador estuvo restringida para dar cobertura a riesgos hidrometereológicos y se debe considerar que, respecto de los inmuebles que aún no han sido reparados, se deben asegurar como obra civil debido a que están sometidos a afectaciones por dicha cobertura y, además, esto puede resultar en una limitante para asegurarlos cuando estén terminados, a menos que se amparen desde la obra civil para repararlos, porque en ese caso se tendrá la garantía del proceso de reconstrucción efectuado.

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