Josenrique Martínez es director de MAS Solutions, una firma internacional de ajuste. Tanto su padre como su abuelo fueron ajustadores como él, así que la pasión por los temas de daños son una herencia de familia. Por eso nos contó un siniestro provocado por Wilma, el huracán más intenso que se ha registrado en el Atlántico y que alcanzó las costas de Cancún en 2005.
Nuestro entrevistado participó en el proceso de ajuste de este caso. Por ello recuerda con claridad que, aunque el huracán provocó daños en los ocho complejos de la cadena hotelera que atendió, el hotel más afectado se encontraba en Cancún. Este presentaba ruptura de cristales, mezcla de aguas de mar y manglar, caminos desaparecidos, elevación de nivel de agua hasta el tercer piso, ¡un cocodrilo!, y pérdida total de equipo electrónico, por lo que prácticamente se tuvo que reconstruir.
La cadena hotelera no deseaba tener ninguna pérdida consecuencial, así que nueve días después del siniestro abrió de manera parcial el hotel que se encontraba solamente en Cancún. Aunque había quejas por algunas averías mínimas en las habitaciones, comenzó a generar dinero suficiente para resarcir los daños y disminuir las pérdidas.
Para agilizar el proceso de ajuste, se cuantificaron los daños por habitación del hotel, ya que cada una seguía un estándar muy específico y contaba con un inventario muy preciso. Al determinar las pérdidas, los pisos que estaban al nivel del mar no fueron considerados como plantas bajas, sino como sótanos, los cuales aumentaron el riesgo de inundación.
Josenrique asegura que, para lograr un ajuste exitoso, necesitas realizar una buena inspección, pues el proceso se torna difícil si en la primera visita no entiendes qué ocurrió y cómo sucedió; tener apertura al diálogo con el asegurado, aunque a veces sea difícil porque interviene el agente y muchas otras personas, y dar claridad a los reportes, a pesar de que experimentes la presión de las compañías aseguradoras o reaseguradoras.
El siniestro de la cadena hotelera representó 80 millones de dólares, de los cuales 45 fueron destinados al hotel más afectado, el ubicado en Cancún. Detrás de esta póliza había dos reaseguradores grandes y diez más pequeños, los cuales siguieron de cerca el proceso de ajuste e inspección, realizando los comentarios que consideraban pertinentes y trabajando en equipo.
Josenrique considera que, aunque los negocios en playa son satanizados porque corren grandes riesgos, el sector asegurador tiene una estructura capaz de cubrir por mucho estas amenazas, así que solo falta la disposición de la gente para conocer bien los alcances de los productos que se comercializan o que ya han adquirido.
De acuerdo con él, el huracán Wilma generó un refinamiento de las pólizas, que consistió en limitar las sumas aseguradas y especificar mejor el riesgo de inundación y huracán, lo que desgraciadamente no benefició al usuario.
Nuestro entrevistado asegura que debemos refinar el riesgo para atender un mercado muy grande que está descubierto, pues hay productos muy baratos que no son funcionales para algunos sectores de la población y otros muy caros que no están al alcance de los menos favorecidos.
Josenrique, quien está innovando en la automatización de procesos administrativos vinculados con un área de reaseguro, recuerda que su abuelo era certificador de averías, un trabajo artesanal que consistía en abrir el embarque, revisarlo y realizar el informe, y que su papá comenzó con la firma de alcances internacionales.
El director de MAS Solutions considera que la esencia del seguro se ha perdido, pues las discusiones técnicas para analizar el sentido y la definición de una cobertura son cada vez menos. Él piensa que los siniestros ofrecen la valiosa oportunidad de implementar muchas mejoras, pero las compañías se ocupan muy poco de analizarlos.
