Jorge Carbajo Kalkach / Asesor en comunicación y relaciones públicas
Este año te invitamos a que trabajes en la comunicación asertiva como una forma de vida, pues es fundamental que aprendamos a expresarnos correctamente para transmitir mensajes, convencer y guiar a otras personas, de manera que todas tengan en mente la misma visión y misión, para que se alcance el éxito.
La comunicación asertiva es la habilidad de expresar opiniones y valoraciones evitando a toda costa descalificaciones, reproches y enfrentamientos. Por tanto, se da cuando las palabras y los gestos transmiten con claridad un mensaje y, al mismo tiempo, una actitud de empatía con el interlocutor, es decir, cuando se comunica ideas con sinceridad, dentro de un clima positivo o sin ánimo de confrontación y conflicto. Conoce las técnicas que te mostramos a continuación:
Técnica del disco rayado
Tal como sucedía con los acetatos de vinil cuando se rayaban y repetían un fragmento de lo que tenían grabado, al aplicar la técnica del disco rayado tendremos que repetir una y otra vez una frase clara y concisa de nuestros argumentos para rechazar una petición. Debemos ser persistentes, como el ejemplo:
–Amigo, ¿vienes a tomar algo? Abrieron un nuevo bar por mi casa, y se ve muy bien. Vamos a pasarla bien.
–No, gracias. Estoy cansado. Otro día.
–Vamos, hombre, no seas tan aburrido. Te pasas toda la semana trabajando. Ven y despéjate.
–No, gracias. De verdad, estoy cansado.
–¿En serio me vas a dejar tirado? Si tú no vienes, tendré que regresar a casa, y no quiero.
–Gracias, pero hoy estoy muy cansado. Otro día.
–Pues tú te lo pierdes. Nos vemos el lunes.
Técnica del banco de niebla
Aplicar esta técnica nos puede ayudar a manejar con éxito cualquier crítica o confrontación. Es sencilla y es clave dentro del área de las habilidades sociales, ya que todos nosotros hemos enfrentado un momento embarazoso o hemos estado envueltos en un conflicto del que no queríamos formar parte y justo en estas incómodas situaciones podemos utilizar esta técnica para salir bien librados. El banco de niebla nos insta a frenar o reducir la velocidad de las emociones que sentimos y nos llevan a reaccionar de una manera impulsiva –sin consciencia plena– ante lo que estamos viviendo y no es de nuestro agrado.
Por ejemplo, cuando alguien nos dice que “somos demasiado lentos en el trabajo y no tenemos iniciativa, pues somos reactivos y no proactivos”, lo cual es una crítica. Ante este escenario o uno similar, no debemos perder la calma o dejarnos llevar por las emociones, sino crear una distracción con una frase estratégica que reconozca una parte de la afirmación hostil, pero no ceda, como: “Es verdad que puedo parecer dócil, no te lo niego, pero eso me permite ser menos impulsivo, tomar mejores decisiones para el bien de todos y no cometer errores que luego nos cuesten mucho arreglar”.
Técnica del acuerdo asertivo
Si bien la crítica puede resultar molesta, suele ser necesaria y hasta fundamental para darnos cuenta de que cometemos errores y corregirlos; sin embargo, no todas las personas saben expresarla de manera correcta. Por ello, es fundamental cómo la tomamos para ser mejores. De aquí que con esta técnica se da la razón al interlocutor, pero se insiste en el error cometido y no en como uno es, como en el ejemplo:
–¿Por qué nunca me respondes las llamadas?
–Tienes razón, pero fue porque estaba… [incluir el motivo, como “en otra llamada” o “respondiendo correos”]. Recuerda que en otras veces te he dado prioridad.
Técnica de la pregunta asertiva
Tiene como punto de partida pensar que la crítica hecha por nuestro interlocutor es positiva. Así se consigue que la persona con la que se discute deje de ser tu enemigo para pasar a ser tu aliado. Esta técnica consiste en no cuestionar lo que se nos señala y pedir más información al respecto. Cuando nuestra contraparte nos indica algo con lo que no está de acuerdo con nosotros o nos critica por algún comportamiento, debemos aceptar su punto de vista; no recurrir a la confrontación al intentar defendernos, justificarnos o buscar argumentos que nos den la razón, y utilizar la pregunta asertiva para tanto disminuir la tensión en la conversación como entablar un diálogo calmado y abierto. Un ejemplo de ello es esta plática, en la que hay palabras clave que convierten a la otra persona en un aliado y casi inmediatamente tranquilizan a las dos partes, para que tengan una conversación desde otro nivel:
–Siempre es lo mismo contigo. Nunca puedes hacer nada bien.
–Entiendo y comprendo tu molestia porque reconozco que he cometido un error. ¿Me podrías ayudar diciéndome en qué me he equivocado, para aprender de ti y no volver a repetir la falla?
