Sector Asegurador

Los seguros son contratos de buena fe

En esta ocasión, hablamos con Leopoldo Garza, asesor y promotor de Grupo Nacional Provincial. Él nos contó el siniestro de un cliente —‍a quien por confidencialidad llamaremos Juan‍— que era ingeniero, tenía apenas 22 años, ocupaba un buen puesto en su trabajo y ganaba una buena suma considerable de dinero cada mes.

Leopoldo ofreció a Juan un seguro de vida. Aunque el cliente no tenía esposa ni hijos, vivía con su mamá y una hermana pequeña de 12 años, así que decidió comprar la póliza por ellas. Este chavo tranquilo e inteligente tenía muchas ganas de salir adelante y poseía un futuro muy prometedor. A su corta edad, no solo había adquirido la póliza de vida, sino también un terreno para construir una casa o iniciar un negocio más adelante.

Tiempo después, Juan y Leopoldo se reunieron. El asesor le ofreció un dotal para la educación de su hermana, pero el asegurado, aunque estaba interesado, decidió esperar unos meses antes de comenzar con el plan de ahorro. Sin embargo, unas semanas después, mientras Leopoldo se encontraba en una convención de GNP, su secretaria lo llamó para avisarle que, según los noticiarios, el ingeniero Juan había sido asesinado con un disparo en la cabeza.

Al regresar del evento, el asesor se comunicó con la mamá de Juan para informarle que tanto ella como su pequeña hija eran las beneficiarias de una póliza. Esta fue una gran sorpresa para ambas, ya que el ingeniero nunca les contó de la existencia de este seguro.

Leopoldo había llegado a considerar la posibilidad de que Juan hubiera estado metido en negocios turbios, pues imaginaba que debía existir un motivo muy fuerte para quitarle la vida a alguien con un disparo en la cabeza; sin embargo, al recordar los momentos en que se entrevistó con él y conoció sus intereses, había concluido que era imposible que su asegurado le hubiera mentido de esa forma. En efecto, Juan no mintió. Durante la reunión con la mamá del ingeniero, el asesor se enteró de la razón del asesinato: aquel día, cuando el joven llegaba a casa, intentaron robarle su vehículo y, como él se opuso, los asaltantes le dispararon en la cabeza.

Por su parte, la compañía levantó un reporte y decidió indagar sobre Juan y su trabajo, para descartar un posible fraude. Después de los trámites y la investigación, GNP determinó que el siniestro se pagaría al doble por tratarse de un accidente. Así fue como la mamá y la hermana de Juan recibieron 4 millones de pesos, con los cuales construyeron unos departamentos en el terreno que el asegurado había comprado de manera anticipada. Ahora ellas viven de las rentas.

Leopoldo nos comenta que este siniestro le enseñó a no desistir. Él afirma que, si hubiera insistido con el dotal, la hermana de Juan hubiera quedado más protegida y tendría una mayor tranquilidad financiera. También asegura que, cuando un cliente honesto llena la solicitud y está en contacto con su agente, lo realiza de buena fe, por lo que la compañía debe responder a este acto pagándole cuando más necesite el dinero.

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