Los riesgos cibernéticos habitan el entorno digital y nosotros estamos expuestos a ellos desde que el mundo está conectado, pues con diversos métodos nos pueden robar información confidencial e incluso la identidad desde cualquier parte del planeta. Como las computadoras, los dispositivos, los sistemas, las redes y los datos son vulnerables, ha sido necesario desarrollar la ciberseguridad. De acuerdo con las estadísticas, los principales riesgos digitales son el secuestro, la filtración o violación de datos y el fraude en línea. Cada vez más usuarios de internet son víctimas de estos crímenes y cada vez los delincuentes mejoran más sus habilidades para cometer estos delitos, como fingir ser una compañía o institución para obtener información sensible y luego hacer mal uso de ella. Por supuesto, las empresas no están exentas de estos ataques. Por fortuna, los ciberseguros están preparados para enfrentar dichos problemas y satisfacer la creciente demanda. Las aseguradoras analizan las necesidades de protección de las empresas antes o después de una violación de seguridad, para ofrecerles productos y servicios que realmente formen parte de una solución integral de gestión de riesgos cibernéticos y que sean acordes tanto con su tamaño como con su exposición a las amenazas. Entre los principales elementos de cobertura para los daños directos que pueden sufrir las empresas por estos ataques, están la interrupción de la actividad empresarial, los costos de restauración y recuperación de datos, los gastos de respuesta a incidentes y violaciones, la cada vez más frecuente extorsión cibernética, la ciberdelincuencia y los estándares de seguridad de datos del sector de las tarjetas de pago (PCI DSS, por sus siglas en inglés). Dos de los principales elementos de cobertura para terceros son la responsabilidad por seguridad de la red y la responsabilidad por violación de la privacidad o los datos.
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