Visto desde la economía del comportamiento
En el artículo anterior iniciamos un recorrido para repensar los sistemas de pensiones desde distintos enfoques económicos.
* Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no necesariamente representanla posición institucional del Centro de Evaluación para Intermediarios, S. C. y del Colegio Nacional deActuarios, A.C.
Mauricio G. Arredondo Fernández Cano / Director general, CEI marredondo@examencei.com.mx
El primero de ellos, quizá uno de los más reveladores, es la economía del comportamiento: una disciplina que estudia cómo decidimos en la vida real y por qué nuestras elecciones, incluidas las financieras, no siempre siguen la lógica de la racionalidad. La teoría económica clásica asumía que somos plenamente racionales y capaces de planear y calcular lo que más nos conviene. Sin embargo, la evidencia muestra lo contrario: en materia de pensiones solemos actuar en contra de nuestro propio interés. Queremos seguridad en la vejez, pero priorizamos el consumo inmediato; sabemos que ahorrar temprano es mejor, pero postergamos la acción. Esta contradicción se conoce como la paradoja de la racionalidad: aunque entendemos lo que debemos hacer, nuestras acciones no siempre reflejan este entendimiento.
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